capítulo cuatro.

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Me tiré en la cama boca abajo, giré para quedar boca arriba, tomé un cojín, lo puse sobre mi cara y grité. A pesar de la presión que ejercía con la almohada, mi grito fue tan fuerte que creía que no era suficiente taparme.

Descubrí mi cara y me incorporé, quedando sentada a la orilla de la cama.

Volví al bar un par de días más, hablé con Jin, sí, pero mi plan resultó en todo lo contrario. Nunca tuve una conversación fluida con Jin, ni sobre jabones, mucho menos sobre "El hombre"; más bien, él trataba de evitarme incluso aunque no tuviera clientes en la barra, siempre me dejaba hablando sola.

Comenzaba a cansarme de todo eso. De buscarlo, de tratar de buscar una pista minúscula sobre él. Incluso tenía momento en los que quería irme, seguir con mi viaje como lo tenía planeado, volver a casa... pero él, Dios...

Él tenía el poder de darme razones para quedarme más, sus ojos, su cara, los movimientos de su cuerpo; yo tenía tantas ganas de él, de verlo, de sentir ese palpitar en mi corazón y el agujero que se formaba en mi estómago cuando lo tuve cerca, nunca nadie me había hecho sentir así y quería más.

Así que por esas razones no me tenía permitido irme del país.

El sábado, una semana después de la primera vez que estuve en el bar, volví. A la misma hora iba caminando en dirección al local, ya se estaba haciendo de lo más normal.

En el momento que estaba atravesando el callejón a lado del edificio, me detuve en seco para evitar chocar con la persona que iba saliendo de tal dirección, el hombre se giró rápidamente y realizó una reverencia pequeña mientras balbuceaba un par de palabras en su idioma. Levantó la cabeza y su semblante nervioso cambió a uno completamente frío e indiferente. Era Jin. Yo sólo le di una sonrisa y levanté mi mano en forma de saludo.

—Ah, eres tú, olvida mis disculpas —dijo mirándome de arriba abajo.

— ¿Ah? —balbuceé.

—Veo que piensas volver ahí dentro a buscar a tu amado —mencionó mientras ajustaba la mochila negra que llevaba en su hombro.

—Eh, no, de hecho iba a verte a ti —bajé mi mano y las metí en los bolsillos traseros de mi pantalón. Ahora él y yo estábamos frente a frente, inspeccioné un poco su cuerpo, vestía unos jeans algo ajustados color azul marino, una playera blanca cualquiera y una chaqueta de cuero negra—. Pero parece que vas de salida.

—Estás en lo correcto, así que no me quites más el tiempo. Con permiso —dio nuevamente una reverencia, se dio la vuelta y comenzó a caminar como si estuviese yendo al bar.

Apresuré el paso hasta llegar a su lado y empezar a caminar junto a él, pareció notarlo, sin embargo, no me miró y mucho menos me dirigió una palabra. Está ignorándome nuevamente.

— ¿No tienes cosas que hacer? —Me preguntó después de un rato caminando.

—Bueno, yo te estaba buscando a ti.

—Así que ahora me sigues.

—No te estoy siguiendo, voy a un lado tuyo.

Jin suspiró con pesadez volteó a mirarme y dejó que avanzara un paso más que él, de pronto, ya se encontraba a mi lado derecho, justo del lado que da a la calle.

—Por lo menos hay que ir adecuadamente —dijo.

—Que considerado —sonreí.

—Deberías volver a tu casa —dijo después de otra pausa, finalmente, nunca tuvimos una conversación tan larga como la primera y esta vez no estaba siendo una excepción.

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora