capítulo dieciséis.

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A la mañana siguiente el sol resplandecía, eso lo supe hasta que salí a dejar la basura en el contenedor porque la casa de Jimin no tenía ni una rendija por donde entrara la luz natural. Me encargué de eso más tarde abriendo las cortinas empolvadas, su hogar estaba cobrando vida poco a poco. Aproveché también para sacar mi ropa y que terminara de secarse, mientras tanto permanecí con la vieja playera del muchacho.

Siguió lloviendo toda la noche, terminé por dormirme a eso de las once en el sofá de la sala mientras esperaba por la salida de Jimin que nunca ocurrió, extrañamente esperaba que saliera y me arrojara así como estaba a la calle pero eso tampoco ocurrió y no fui tampoco a la mañana porque no quería.

Preparé el desayuno con un par de huevos y arroz que encontré entre su despensa, para mi suerte no tuve que recurrir a salir por algo y a juzgar por el montón de cajas de pizza y platos de unicel de comida varia que estaban en su piso, Jimin tenía tiempo que no probaba algo casero. Todo estaba siendo en forma de agradecimiento.

El sonido del agua en el inodoro llamó mi atención, Jimin estaba saliendo del baño, la habitación a lado de su recamara, no me había dado cuenta de que había salido y me puso de nervios el silencio que era capaz de hacer.

—Buenos días —saludé con un breve asentimiento de cabeza, luego regresé a la sartén sobre la estufa.

—Hola —respondió.

—Veo que estás más tranquilo, quiero decir, lo de anoche fue... ya sabes —apagué el fuego y coloqué un huevo en cada plato ya preparado con el arroz blanco—. Ven —di un golpecito en la silla alta de madera frente a la encimera, Jimin se acercó y se sentó, arrimé el desayuno a él y continué sirviendo el mío para después jalar el otro asiento y sentarme a su lado. A continuación, hubo silencio.

—Lo siento —murmuró, su voz ronca me erizó la piel y di un vistazo por el rabillo del ojo, él apenas había tocado la comida, se mantenía cabizbajo, demasiado tranquilo y con un aire nervioso para lo que era en realidad, ¿o es que este era el Park Jimin real? —No he sido bueno.

—Pues si el dejarme entrar a tu casa para secarme y dormir no es ser una buena persona, no sé qué lo sea —comenté despacio y luego llevé una cucharada de arroz a mi boca, Jimin me miró, sabía que no había entendido nada. Suspiré —Está bien —le sonreí y volví a la comida, él hizo lo mismo.

De nuevo, silencio. Las cucharas de metal eran lo único que se escuchaba. Jimin me alcanzó su celular, no me había dado cuenta de cuando estaba escribiendo algo, lo tomé con delicadeza y leí.

"Gracias por limpiar. El olor me hacía lagrimear."

Reí después de aquello. Asentí despacio hacia él, quien me miraba en espera de respuesta, relamió sus labios, peinó su cabello hacia atrás y sonrió de lado sin mostrar los dientes, para después tomar su cuchara y comenzar a comer por fin. ¿En serio estaba pasando? ¿Park Jimin me había sonreído? Mi corazón palpitó con rapidez e imité su acción, no volvimos a decir algo hasta que terminó. Se levantó y llevó el traste hasta el lavabo, observé sus movimientos y cuando nuestros ojos se encontraron se enderezó a la perfección y realizó una reverencia que a mis ojos pareció eterna.

—Gracias por la comida —dijo con seriedad y sin esperar contestación alguna regresó a la habitación.

Regresé la vista al plato y por fin sonreí de oreja a oreja, había aguantado tal cosa desde la noche anterior y hacerlo por fin se sentía satisfactorio. Todo iba mejor de lo que esperaba.

*

—¡Candace, ahí estás! —Taehyung corrió hacia mí apenas crucé la entrada, me envolvió con sus brazos y descansó su cara entre mi cuello—. Estábamos tan preocupados, tu teléfono sonaba fuera de servicio y no sabía dónde buscarte y, oh, Dios —dijo desesperado sin apartarse de mí, solté una pequeña risita y correspondí su abrazo.

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora