capítulo veintiuno.

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Park Jimin estaba de pie dándome la espalda, arreglando la música. Yo estaba perdida en su ancha espalda y el largo maravilloso de su pelo, pero nada era tan majestuoso como la cabellera rosa que cubría su cabeza. ¿Podría ser aún más perfecto?

Contesté yo misma esa pregunta cuando dio vuelta para verme a la cara, su semblante se encontraba neutro y fresco. No tenía intenciones de hablarme y mucho menos de acercarse tanto a mí, supongo que yo había causado esa inseguridad.

Jimin se relamió los labios y me llamó para acercarme con un movimiento de cabeza.

Me acerqué con lentitud y miedo, tenía muchas ganas de aclarar las cosas con ese hombre, pedirle perdón y decirle que me alejaría si él me lo pedía. Pero la vergüenza y el miedo al rechazo, me detenían nuevamente.

—Oye, yo... —comenzó a hablar en voz baja, bastante inseguro y poco convencido.

—No, yo, perdón, de verdad. Quiero decir, nunca quise besarte, digo, no, no; sí quería, lo que digo es que no quería hacerlo de ese modo y yo me dejé llevar por algo que no sé qué sea pero así pasó y tus mensajes de ayer me sembraron muchas dudas porque no te entendía, y aun así... —me detuve para aspirar aire profundamente debido a la rapidez de mis palabras y después continué, sin importarme ya nada más—: aun así no quise preguntarte por miedo pero ¿sabes?, eso ya no es de relevancia porque, Park Jimin, nunca debí molestarte desde un principio, así que antes de que empiece todo este relajo, quiero decirte que no te pediré más clases y me iré...

—¿Irte? —Preguntó de repente, entonces supe que de todo lo que había dicho sólo entendió dicha palabra.

—Sí, yo, ya voy a irme —suspiré nuevamente, resignada.

—¿A casa? ¿Con Taehyung?

—No, yo tenía que estar en Tokio hace dos semanas y justo ahora debería estar saliendo de Osaka para ir directo a Australia. Así que lo retomaré —expliqué en un tono un poco más calmado, mirando el piso. Sin volver a sus ojos, le di una reverencia y después di media vuelta para caminar hasta mis cosas y tomarlas.

No esperé nada de él como siempre, alcé mi mochila y mi suéter y tomé rumbo hacia las escaleras; pude lograrlo fácilmente de no ser por la figura ancha y masculina que estorbaba en el camino.

Quise rodearlo, aún sin atreverme a alzar la mirada pero Jimin sujetó mi antebrazo, impidiéndolo —Espera —murmuró, retrocedí un pasos y esta vez sí lo observé con atención—, necesito el dinero.

—¿Eh?

—Mi paga, la necesito —repitió un poco más fuerte, intimidándome por completo.

—Ah, eso —respondí con un aire de decepción y asentí con la cabeza, regresando la vista al piso. Claro, ¿de verdad iba a estar interesado en algo más? ¿Qué querría de mí si no es el dinero? Siempre se trató de eso para él y me sentí una idiota por pensar en que no estaba siendo así últimamente—. Yo dejaré todo con Taehyung, puedes buscarla con él más tarde...

—Ahora, Candace —Jimin apretó el agarre de mi brazo, me hizo un poco de daño a lo que yo me quejé, pero a él pareció no importarle. Cuando el dolor se intensificaba en mi piel descubierta entendí que hablaba en serio y que no me dejaría ir hasta que tuviera lo pedido.

—Bien —murmuré con un hilo de voz, aguantando el apretón—, iré a casa de Tae y lo traeré...

—Iré contigo —replicó y por fin, me soltó.

Jimin se dio la vuelta y bajó las escaleras de dos en dos, yo tragué saliva mientras lo observaba, y en lo que sobaba la zona ardiendo, también me dirigí al piso más bajo.

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora