capítulo treinta y uno.

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No me había dado cuenta de que por estar perdida en su cuerpo y cara y todo lo precioso que tiene, se me había escapado una declaración un tanto desconcertante.

Jimin no tenía idea de la verdadera razón por lo que lo había buscado o los planes que había formado desde un principio. Y tenía miedo. Me daba mucho miedo hablarle sobre la constante búsqueda o decirle cómo en realidad no quería sus clases de baile, sino a él, y que todo había sido una excusa.

Eso lo lastimaría mucho.



—Candace —lo escuché llamar.

Dejé de mirar su torso y dirigí mi atención a su cara. Sabía que estaba esperando una explicación y la tenía, pero no quería dársela.

—Me gusta como dices mi nombre —le sonreí. A él no le había hecho ninguna gracia, al parecer, ya que su rostro no cambió ni su cuerpo se movió. Como si no hubiera escuchado lo que le dije.

—Candace —repitió.

Suspiré. No tenía de otra, tenía que inventarme algo rápido si quería pasar desapercibida con todas mis mentiras.

Me mordí el labio, pensando, y cuando finalmente tuve una idea de qué decir, hablé.

—Yo creo que te verías muy bien con tinte negro. Ya sabes, tus raíces crecen de ese color así que supongo que es tu tono natural.

Jimin asintió con la cabeza al mismo tiempo que se giraba para mirarse en el espejo.

—No me gusta el negro —declaró.

—¿Por eso te tiñes todo el tiempo?

—Sí.

Hubo silencio. Jimin pareció quedarse conforme con mi respuesta, así que no dije nada más.

—Creo que te verías igual de lindo si no lo hicieras —Murmuré, recargué mi codo en el retrete y mi barbilla en mi mano.

Jimin se miró en el espejo sin decir nada. Esperaba que no hubiera dicho nada que le hiciera daño o algo por el estilo.

Me levanté y me acerqué a él, me paré justo a un lado y miré mi reflejo también. Jimin se tensó. Le sonreí en un intento de transmitirle calma y aparentemente había funcionado porque él me sonrió de vuelta.

Jimin me sonreía y se sentía muy bien.

—Deberías irte ahora sí —dijo.

—¿Quieres venir conmigo? —Pregunté al instante.

—¿A dónde?

—A casa.

Jimin dijo que sí.



*



Taehyung abrió la puerta de la casa, era pasado de medio día, él ya no estaba trabajando. Jin se encontraba detrás de él, como siempre, y ambos lucían preocupados. Taehyung un poco más que Jin, claro.



—A ti te encanta preocuparme, ¿verdad? —Preguntó el castaño con los ojos bien abiertos y la boca en una línea.

—Hola, Tae —sonreí ignorándolo por completo.

—Te acaban de preguntar algo —atacó Jin. Lo miré.

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora