capítulo cuarenta y nueve.

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El silencio que nos gobernaba era capaz de ponerme de nervios, claro que era una forma de decirlo, el reloj de la cocina hacía tic-tac y el aire se escurría por las ventanas semi abiertas, unos cuantos perros de casas contiguas estaban ladrando y uno que otro sonido de auto pasando, fuera de eso, sí que había silencio en la sala.

Kim Taehyung se sentó en el gran sofá azul, al lado de él estaba su novio Kim Seokjin, ambos lucían serios, Jin más molesto que serio, pero los dos emanaban un disgusto, hasta cierto punto, intimidante. Tragué saliva y agaché la mirada, era el momento, aquel que temí que llegara pero que al final sabía que pasaría. Nunca me imaginé que lo haría de esa forma pero no había de otra, Yoongi, mi novio, había provocado todo... pero, ¿qué mierda? ¿Por qué importa tanto que él sea mi pareja?

—¿Por qué tienen que mirarme así? —Pregunté. Alcé la vista sin mover la cabeza.

Taehyung se acomodó en su asiento y miró a Seokjin, conocía esa cara, buscaba una respuesta... siempre me pareció extraño ya que él era el más inteligente de los dos, sin embargo, no debía prestarle atención.

Él me había pedido que me sentara en el suelo, frente a la mesa de centro, dándole la espalda a la chimenea y la cara a su presencia. Nunca me había sentido tan intimidada por Taehyung, incluso podría jurar que en ese momento no parecía mi amigo, al contrario, era como si estuviera conociendo otra parte de él, de ambos.

—Candy —Taehyung carraspeó. Se aclaró la garganta, se inclinó hacia el frente y puso sus codos apoyados en sus rodillas—. Candace —repitió mi nombre, con más sequedad que antes, como si le doliera el sólo hecho de mencionarlo—. Necesitamos que nos des una explicación de lo que está pasando...

—¿Qué debería explicar? Oh, no, no, aún mejor, ¿por qué debería? —Contesté, brava, no podía evitar estar a la defensiva, ¿qué derecho tenían?

—Tranquila —pidió sereno. Mierda, sí que admiraba su inteligencia emocional. Seokjin estaba hecho una furia (no sé por qué) y él parecía no sentir nada—. Mira, no quiero que te alteres, ¿sí? Eres mi amiga, me encariñé contigo, Dios, puedo atreverme a decir que te quiero —tragó saliva—, y por eso me duele que no me hayas dicho nada sobre este tipo...

—Yoongi —dije al ver que no podía recordar su nombre.

—Yoongi —Tae relamió sus labios—, ¿desde cuándo... ya sabes, él y tú...?

—¿En serio es necesario?

—Contesta las estúpidas preguntas —escupió Seokjin, quien había permanecido en silencio hasta ese momento.

—¿Por qué?

—¿Tienes la vergüenza de preguntar por qué? —Jin soltó una risa sin gracia, se hizo hacia adelante y me apuntó con su dedo—. Confiamos en ti, no, yo lo hice. Te confié mi vida, mi casa, mi familia; hice cosas por ti, muy estúpidas por supuesto y no solo eso, Taehyung también te trató como una flor de sus cortinas. ¿Cómo te atreves a mentirnos de esta manera? —Jin escupió llamas al hablar, estaba furioso, pero no gritaba y tampoco parecía tener intenciones de hacerlo, pero no podía evitar tenerle miedo o peor aún, enojarme.

—¿Mentiras? —alcé la voz—, ¿vamos a hablar de mentiras? Jojo, porque tú, querido Sakojin, eres un maestro en ello.

—Por favor, cálmense...

—No te atrevas, niña, estás buscándome... —me amenazó, ignorando las plegarias de su novio.

Me puse de rodillas y estampé mis palmas contra la mesa, con furia.

—¿Crees que me importa? Alguien como tú es el menos indicado para venir de moralista.

—¿De qué hablas? —preguntó Taehyung metiéndose de lleno en la conversación. Sonreí con malicia a mi rubio amigo y seguí.

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora