capítulo cuarenta y seis.

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Seokjin había reído por horas gracias a la historia de cómo mi labio había sido destrozado por una coreana en aquella fiesta, claro que la versión fue un tanto cambiada, para mis amigos, una mesera se había molestado conmigo porque le dije que mi orden estaba incorrecta y que su estrés de tanto tiempo había sido descargado en mí, todo era una mentira pero el acto estaba ahí. Taehyung por su parte, escuchaba atento y atemorizado, revisando el moretón y convenciéndome de que era tan grave como para ir al hospital. Jin y yo estuvimos de acuerdo con que estaba exagerando.

El lunes de la siguiente semana, Jimin volvió a hablarme, cosa que me pareció muy rara debido a nuestro último encuentro y lo mal que lo había pasado con él. Ese día no cruzamos palabra alguna, él se limitó a contarle su problema médico a Jin mientras rebuscaban en las sobras de la cena anterior. Jimin padecía ansiedad, resulta que ese tipo de ataques eran más comunes de lo que deberían y que cada medicamento había sido pre escrito con cuidado.

Maldita sea si Jin le creyó algo, porque yo busqué esos nombres en internet, las pastillas para el insomnio, por ejemplo, las conseguían en cualquier farmacia, como los condones.

Ese día me di cuenta de lo cercanos que eran él y Jin, el como el más alto ayudaba, escuchaba y atendía al más bajito me hizo envidarlo, Jimin parecía disfrutar de la confianza, compañía y de cualquier otra cosa cursi que le brindaba Seokjin.

Podría decirle esto a Tae y se te acabaría el teatro.

Pero no hice nunca nada de eso, creo que mi cariño por el profesor era demasiado fuerte como para hacerle daño de esa manera. No iba a meterme en su relación nunca más.

Jimin pareció olvidar –como siempre– lo que pasó con nosotros y pensé que ojalá me hubiera mirado bien las tetas, así ni de chiste volvía a olvidarse de mí.

La tarde de ese mismo viernes, Yoongi comenzó a enviarme mensajes. Yo estaba tan enojada con Jimin que recordar lo mucho que me enojó Yoongi la noche anterior, me puso peor. Sé que estuvo mal e incluso lo lamenté más tarde, pero había dejado en la miseria una relación tan buena que no tenía nada que ver.

Aun así, ¿por qué mandó sus disculpas tan tarde? No podía evitar pensar como a Yoongi no le importaba ni una mierda lo que sentía gracias a sus amistades entrometidas, ¿por qué iba a permitir que se repitiera?

En fin, Jimin había enviado una invitación por mensaje, que más tarde también recibí de Hoseok. El primero haría una reunión en su casa, amigos, soju, juegos de video y dulces de ballena. No le respondí a él, sino a Hoseok, sólo para hacerlo sufrir. Ellos, Junkook y su novia y la pareja homosexual que vivía conmigo, asistirían, nada más faltaba yo.

Dije que sí.

*

Taehyung, Seokjin y yo llegamos a casa de Jimin una hora más tarde de lo acordado, todos los chicos nos recibieron muy bien y conocí a la novia de Jungkook, Sun-ji, una chica bajita y delgada, con el cabello rubio y en corte bob que le quedaba muy bien a su cara. Ella era muy linda y éramos las únicas mujeres en esa casa.

Me alegraba que a lo largo de estos cinco meses hubiera mejorado el idioma, ya que no tuve muchas dificultades al hablar con todos ellos.

Jimin estaba en su cuarto y no salió hasta que cruzamos el umbral. Nos miramos desde lejos por unos segundos, la música no tan elevada inundaba el lugar, las luces de navidad como decoración daban un ambiente muy bonito a pesar de que no había oscuridad y por supuesto el espacio enorme que había quedado en la sala gracias al sillón ausente. Inspeccioné un poco más de Jimin, llevaba unos pantalones de mezclilla sencillos color gris, un suéter verde y encima una sudadera de cierre azul marino, sus pies calzaban unos botines café y como accesorio llevaba un par de anillos plateados en los dedos de la mano derecha.

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora