capítulo cuarenta y cinco.

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Había despertado unas horas después de lo sucedido pero no quise levantarme para nada esa mañana. Jimin descansaba tranquilo, no quería despertarlo, así que me limité a mirar el celular en el otro lado de la cama. Eran las nueve de la mañana, para esa hora, Taehyung ya estaba en la escuela y dudaba mucho en si tenía que avisarle a Seokjin sobre lo que había pasado con Jimin, sabía que eran amigos, pero dudaba mucho de lo que una persona como él sería capaz de hacer en una situación como esa.

Bueno, es que tú tampoco eres una experta.

Me giré al otro lado, tapé un poco más mi cuerpo con las colchas y marqué el teléfono de Jin, contestó al tercer timbrazo y, después de un largo reclamo sobre despertarlo tan temprano, le conté de Jimin y su aparente ataque de pánico. Jin, preocupado, prometió que estaría en su casa pronto para ayudar.

Volví a mirar a Jimin, esperaba que no hubiera hecho mucho ruido y que siguiera dormido, pero fallé. Sus ojos hinchados me penetraban sin expresión, o al menos una que yo no podía captar. No sabía qué decir o qué hacer, esperaba que él, quien se conocía mejor que nadie, pudiera decirme cómo tratar con ese tipo de cosas; pero no lo hacía.

—Me has dado un susto anoche —dije. Él trato de ponerse de lado y gruñó en el acto—. Con cuidado.

—¿A quién llamaste? —preguntó, ignorándome.

—Seokjin.

—¿Seokjin? —alzó la voz, después arrugó la cara acompañándolo de un quejido extraño, se tocó la frente unos segundos y luego peinó su cabello tieso hacia atrás—. Me duele la cabeza...

—Te pusiste muy mal... en cuanto al alcohol, me refiero —dije y me mordí el labio—, te traeré una aspirina y luego vuelves a dormir.

—¿Qué haces aquí? —volvió a ignorarme, algo en su tono de voz no me estaba gustando.

—¿Qué?

—¿Qué haces aquí? En mi cuarto...

—Te traje hace unas horas porque estabas muy borracho y luego me pediste que durmiera contigo —expliqué con cierto desconcierto en mi voz.

Jimin rio sin gracia, retorciéndose un poco debido a la molestia. —No, no, eso no puede ser, ¿por qué te pediría eso?

—¿Acaso no recuerdas nada de anoche? —tragué saliva. Estábamos mirándonos a los ojos, su ceño ligeramente fruncido me causaba conflicto y no sé porque me sentía que estaba por explotar algo.

—Definitivamente eso no.

—Genial —levanté las cejas y me incorporé en la cama, arrojando todas las cobijas que me cubrían, me paré con rapidez y volví a encararlo. Él no se había movido para nada de su lugar.

—¿Esa es mi playera? —dijo antes de que yo pudiera siquiera retomar la palabra. Miré mi torso, el cual vestía su ropa aún.

—Tú me la prestaste anoche, ¿o qué? ¿Tampoco recuerdas eso?

Jimin volvió a reír y se tapó toda la cara con las manos, miró al techo, se relamió los labios y negó con la cabeza. Después, seguimos con la conversación.

—¿Tuvimos sexo? —preguntó. Yo abrí los ojos como platos, balbuceé unos segundos en busca de qué contestar y al no saber qué decir, pataleé el piso y rodeé la cama, con toda la intención de salir de la habitación—. ¡Oye!

Me detuve en la puerta cuando me llamó, me giré y esperé a que continuara.

—¿Sí? —animé.

—Es mi ropa... —alzó la palma de la mano, insinuando que quería su prenda de vuelta.

Fruncí el ceño y me quité la playera, la empecé a hacer un ovillo mientras mi cabello enmarañado caía frente a mi cara. Le lancé la bola negra en la cara y salí del cuarto en ropa interior, furiosa y con ganas de partirle la quijada.

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora