capítulo veintitrés.

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Jimin y yo habíamos establecido un horario nuevo. Dado que yo iba a comenzar a darle clases de inglés y no íbamos a dejar las de baile, acordamos que lunes, miércoles y viernes sería inglés y martes y jueves las otras.

Era martes, Jimin ya sabía la ubicación de mi casa, él insistió en que hiciéramos las lecciones en los aposentos de mis amigos y en que podía moverse sin problemas hasta allá; más que nada porque yo hacía el viaje todos los días para verlo y considerábamos que era más justo que él lo hiciera también.

Por la tarde, Taehyung ya estaba en casa, normalmente se dedicaba a estudiar un poco, leer o ver anime, aunque en ocasiones utilizaba todo el tiempo libre revisando trabajos de sus pequeños alumnos. Debido a esto es que le pedí a Jimin el horario, yo no era tan capaz de darle clases de algo como lo era Tae, un verdadero profesor de la materia.

Cuando el hombre de pelo rosa deslavado entró a la casa, mi amigo ya estaba sentado en el suelo frente a la mesa de centro de la sala, con un par de libros y cuadernos y uno que otro material escolar para trabajar.



—Jimin, ¿recuerdas a Tae? —Pregunté mientras nos acercábamos al castaño.

—El traductor —afirmó con una sonrisa sencilla y luego lo saludó con una reverencia.

—Sí, ese —le dije—, Tae, ¿pueden comenzar ya mismo?

—Por mí está bien, sabes que me encanta hacer esto —me mostró una sonrisa cuadrada que lo caracterizaba mucho.

—Lo sé —volví a sonreír—. Bueno, Jimin —me dirigí a él, obteniendo toda su atención—, Tae te enseñará todo lo que necesites, es un buen profesor, lo prometo. Estaré por allá por si me necesitas. ¿Quieren algo de botana? —cuestioné, el pelirosa miró a Taehyung con el ceño fruncido, el castaño le tradujo todo lo que había dicho a manera de respuesta a tal cara y después Jimin asintió con la cabeza y habló algo que no pude entender muy bien del todo con Tae.

—Ambos estamos bien, Candace, gracias —dijo Taehyung.

—Bueno, pues, los dejo —hice una breve reverencia y después me dirigí a la pequeña sala de lavandería, donde encontraría a Jin haciendo un poco del trabajo.



*



Al día siguiente, respetando el acuerdo, fui hasta la casa de Hoseok, el amigo de Jimin, donde siempre ensayábamos. Era una hora y media más temprano de lo usual, por lo tanto, sus dos amigos se encontraban en casa.

Con el fin de perfeccionar la elasticidad de mi cuerpo, Jimin insistió en que deberíamos dedicarle al menos ese tiempo de más en algunos ejercicios de estiramiento, los cuáles serían impartidos por el muchacho de la voz chistosa.

Los tres hombres estaban presentes en la habitación de baile, Jimin y el del cabello oscuro despeinado, Jungkook, se encontraban cerca del barandal de la escalera viendo atentamente como el otro chico, Hoseok, me hacía una breve demostración de lo que yo tenía que imitar. No era tan difícil la comunicación por lo ya aprendido de mi parte, sin embargo, tenía a Jimin quién podía ayudarnos con eso desde su lugar —y con su traductor celular—.



—Vas a permanecer así unos veinte segundos y después descansas, ¿lo tienes? —Preguntó Hoseok desde el suelo, con las piernas cerradas y estirando todo su cuerpo hacia el frente tocando las puntas de sus pies con las de sus dedos de las manos.

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora