capítulo treinta y cuatro.

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Mi historia no era larga. Quería contarle a Park Jimin como lo conocí en verdad.

Él creía que había vuelto por él a darle trabajo porque sí, nadie, más que Jin, estaba enterado de que lo busqué por semanas, y creía que ese era un momento adecuado para finalmente dejarlo salir. Pero, ¿lo hacía en verdad porque sentía que era lo correcto o porque estaba lo suficientemente borracha como para convencerme a mí misma de que era lo correcto?

Jimin, eres el culpable de todo, definitivamente.

Me moví en mi lugar para una mejor comodidad, recargué mi peso en una de mis piernas que doblé de la mejor manera, así pude tener a Jimin frente a frente sin ningún problema.

Puse mi cabello detrás de mis orejas, también guardé el flequillo lo mejor que pude, estaba bastante crecido, no fue muy difícil, y después tomé aire.

Estaba decido, no había vuelta atrás.

—Creo que le estás dando muchas vueltas —dijo Jimin y después rio.

—Sólo me pones más nerviosa —solté una risita sin atreverme a mirarlo a los ojos. Él también rio.

Tal vez debería seguir tomando.

—¿Quieres más soju? —Pregunté con toda la intención de desviar el tema, Jimin me estaba mirando de una manera en la que nunca lo había hecho antes. Podía jurar que parecía demasiado interesado en mí, sus orbes estaban clavados en mí, pero tan clavados, que incluso llegué a pensar que me estaba comiendo viva el alma.

Si me sentía así, no podría decirle nada.

—¿Crees que uno de nosotros puede levantarse e ir hacia el frigorífico por un par de esas? —Dijo en tono burlesco.

Bueno, Jimin, si no quieres dilo y ya.

—De acuerdo —dije.

—Anda, di lo que ibas a decir.

—Necesito otra de esas botellas verdes —admití. Esa vez sí me atreví a mirarlo.

Sus ojos estaban muy oscuros, seguía intimidándome, no sabía si con intención o no, pero lo hacía y al parecer, él era consciente de lo que me hacía sentir. Me mordí el labio y tragué saliva. No trataba de ser sexi, siempre me he mordido los labios a causa de los nervios, pero Jimin parecía que no lo entendió de esa manera.

Su mano izquierda recorrió mi mejilla con torpeza y sin cuidado, casi podía sentir como pellizcaba la piel cual abuelita emocionada por ver a su nieta, no me dolía, pero si me incomodaba. La cercanía de su cara me permitía oler su aliento, apestaba a alcohol, a sudor y a colonia. Demasiados olores masculinos. Me gustaba.

No podía recordar si Jimin había tomado una ducha esa mañana, tal vez había sucedido después de que se tiñera el cabello, tal vez no lo hizo y es su perfume el que perdura pese a varias horas de haberlo puesto, tal vez era yo que moría de ganas por darle un beso, tal vez uno un poco más subido de tono, algo que termine en él desnudo encima de mí, tomándome en el piso de la cocina. Una escena digna de película, tan excitante, incluso más que cualquier otra ocasión en la que pensé de esa forma sobre Park Jimin.

El calor de mi pecho aumentaba con forme Jimin me tocaba la cara, no era algo que alguien espera que le excite, pero estaba casi segura de que si ese hombre se atrevía a bajar su caricia hacia mi cuello, yo no podría responder de otra manera que no fuera balancearme hacia él.

Jimin se relamió los labios, mi corazón latió más rápido, mi respiración ya no podía ser controlada, ¿cuándo fue que comencé a sentir tanto calor en la habitación?

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora