caught in a lie | Park Jimin

capítulo diecisiete.

Abrí la puerta de la entrada con cautela, Jin volteó instantáneamente pero regresó su vista a la botella de cerveza en cuanto se dio cuenta de que era yo. Me aproximé a su lado y me senté, él le dio un trago profundo a la bebida y al terminar dejó salir una respiración de satisfacción.

—Entonces, ¿ponerte borracho es mejor que ir allá y arreglar tus problemas? —Pregunté mientras jugueteaba con las agujetas de mi tenis.

—¿Te dijo algo? —Evadió mi pregunta, después volvió a tomar.

—No quiso si quiera abrirme la puerta —respondí, dejé mi zapato y recargué mi barbilla en las palmas de mis manos para luego dirigirme a él—, es curioso ¿sabes?, no tengo nada que ver en esto y me hace a un lado también.

—¿Estás segura de eso? Me mandaste un mensaje por la noche de la vez que me dejó diciéndome que estaba con otro hombre ¿eso es no tener nada que ver? —Espetó con rapidez, sus cejas estaban muy alzadas y sus labios gruesos levemente abiertos, una expresión de completa indignación.

—¿De qué hablas? Yo nunca dije eso...

—No con esas palabras —atacó—, vas ahí adentro preguntando por él cuando yo he sido el lastimado en esta ocasión, ¿tienes idea de lo que pasó por mi cabeza al leer tu mensaje? Me confundiste con otro hombre y no sólo eso, sino que confirmaste que estuvieron teniendo sexo en mi casa, en mi cama, y te preocupa más una estupidez como la que dije.

—Jin, yo...

—No —me interrumpió—, no quieras hacerte la víctima conmigo, tal vez no querías decirme eso con mala intención pero, no, es que... —pausó para soltar un suspiro profundo, yo no podía quitarle los ojos de encima, el rubio ya sonaba más apagado y triste, me revolvió el estómago escucharlo de esa manera cuando todo el tiempo aparentaba ser un hombre duro y sin escrúpulos. Tragué saliva y esperé a que él continuara—. Él no es así, sé que no, es tan tierno y dulce y pequeño, no puede entrarme en la cabeza como se le pudo ocurrir hacerme semejante cosa —se tocó las sienes con sus dedos índice y corazón con los ojos cerrados y la cabeza agachada.

—Él me dijo unas cuantas cosas la vez que salimos —musité—, hablaba sobre ti tan enamorado y se notaba que le dolía lo que le hacías y...

—¿Lo que le hacía? —Me interrumpió por segunda ocasión.

—Sí, ya sabes, el hecho de que no me dijeras que eran pareja, que no pasaras tiempo con él, por Dios, Jin, él ni siquiera tiene idea de que trabajas en ese club, no quería ayudarme a encontrar a Jimin porque tenía miedo de lo que pudieras pensar de él si entraba a un bar de bailarines...

—¿Eso justifica el hecho de que me haya engañado? —Sollozó, no me había percatado de que había comenzado a llorar.

—No —una voz grave me impidió decir algo cuando abrí la boca, Taehyung estaba recargado en el marco de la puerta, no sabía cuánto tiempo llevaba ahí pero empecé a preocuparme debido a los secretos que le seguía guardando a Jin—. Creí que ya habíamos hablado sobre eso —continuó.

Una risa sarcástica salió de la boca del rubio, lo miró vacilante y luego negó con la cabeza. —Me engañaste, eso no se borra con una charla.

—Creo que voy a darles espacio —musité sin dirigirles la mirada a alguno y me levanté del escaloncito de madera.

—¿A dónde vas? —Cuestionó Taehyung con los bazos cruzados y la cabeza ligeramente ladeada, parecía un cachorrito y entonces pensé la habilidad que tenía para actuar en momentos así, como si nada pasara a su alrededor.

—Tengo clase con Jimin.

—Claro, Jimin, tu estríper —dijo Jin—, por un momento olvidé que habías conseguido lo que querías.