capítulo veintidós.

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"Lo siento."

"¿Podemos estar el lunes?"


Jimin había dejado dos mensajes después de irse. Estaba anonadada, ¿por qué él pediría algo así? O peor, ¿por qué yo lo aceptaría? Tal vez lo que sentía era demasiado, no lo sabía, sólo esperaba no arrepentirme.

Dos días más tarde, Jimin y yo nos encontrábamos respirando el mismo aire de nuevo, no en el pequeño salón, sino en el colchón desordenado en el piso. Me había estado comunicando con él como acostumbrábamos pero no sentía que estaba diciendo algo realmente, y cierta circunstancia me arrojaba más dudas a la cabeza sin poder evitarlo.

Jimin miraba al piso todo el tiempo, lo espiaba de reojo mientras escribía algo en el celular. Su perfil era muy hermoso, y si no fuera por la inseguridad que me inspiraba, me hubiera balanceado sobre él desde hacía un rato.

—¿Y bien? —Pregunté en voz alta llamando su atención.

—¿Qué?

—¿Vamos a bailar o algo así? —Me mordí los labios, titubeé la última palabra debido a los nervios que me ocasionaba su cercanía.

—De hecho, quería hablar otra cosa —dudó un poco, le entendí muy bien a decir verdad. No sé porque sentía que él mejoraba su inglés también, pero eso ya era darme muchas ilusiones.

—¿Es sobre el dinero? —Pregunté con sorpresa—, ¿hay algo mal? Tae me dijo que todo había salido bien, ¿por qué no le dijiste nada a él?

—Hablas demasiado —me interrumpió con un tono de desagrado y el ceño fruncido—, tu traductor no me dio todo.

—Lo sabía, es que es increíble...

—Para —pidió con el mismo tono anterior y así lo hice.

—Perdón.

Jimin suspiró, —yo le pedí que me pasara la mitad.

—¿Qué? ¿Por qué? Pudiste tomarlo todo y así nos dejábamos de cosas. ¿No era que necesitabas el dinero? —Me detuve en seco cuando me di cuenta de que nuevamente, lo había interrumpido. No importaba si entendía o no, estaba claro que se había desesperado.

—Necesito el dinero, pero no lo quiero así —continuó cuando guardé silencio—, prefiero que me pagues por las clases.

—Ah —alargué, demostrándole que entendía. Él no tomó el dinero de los bailes de aquella noche, sólo lo correspondiente a los tres encuentros que tuvimos.

—¿Puedes? —Preguntó mirándome a los ojos, había un ligero brillo en éstos que me cautivó por completo, tanto, que no pude negarme —Genial —sonrió por un segundo, posteriormente se levantó del colchón y me ofreció su mano para ayudarme a hacerlo también—, vamos.

Tomé su mano, dudosa, su comportamiento no era del todo Park Jimin, pero me gustaba. Ambos nos dirigimos al piso más alto y cada uno respetamos la rutina ya lograda.

Cuando la música empezó me aproximé a Jimin, ambos tomamos posición y comenzamos a bailar.

De vez en cuando parábamos por algún error mío y él, de una manera amable y paciente, se disponía a repetirme el paso. Cosa que, en ninguna clase anterior, había hecho.

Me sorprendía lo fácil que era gracias a ese pequeño detalle, Jimin no estaba siendo el Jimin al que estaba acostumbrada y me sentaba bien. Habíamos mejorado nuestra comunicación, nuestra coreografía y, a pesar del beso, podía sentir que nuestra relación también podía mejorar.

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora