capítulo cuarenta y tres.

194 18 1
                                    

—¡Una más! —pidió Jimin a gritos desde el piso, dónde estaba sentado, respirando entrecortadamente y bebiendo soju a más no poder.

—Claro que no, ya te he ganado las últimas ocho rondas...

—¡Porque yo te dejo ganar!, ¿por qué más sería? —chilló en coreano, yo no podía evitar reírme. Me eché a su lado y le arrebaté el vaso de vidrio.

—Porque estás borracho, Jimin —dije mientras servía de la botella verde.

—¡Te aprovechas de que estoy pedo! —volvió a chillar y yo reí de regreso. No podía evitarlo, la manera de hacer coraje de los coreanos me causaba mucha gracia—. ¿Qué clase de persona abusa de ello? ¡Eres muy mala!

—Sí, sí, Jimin, lo que tú digas —puse los ojos en blanco y bebí hasta el fondo un par de veces.

Jimin no dijo nada más, le eché un vistazo, parecía que se había quedado dormido por fin. Nuestro ambiente estaba tranquilo, el único sonido de fondo era la pista del juego, los controles de la consola estaban tirados juntos a todas las botellas de soju que bebimos entre Jimin y yo. Él estaba más ebrio que yo, ambos estábamos cansados y no tenía noción del tiempo.

Sudorosa y un poco más calmada, dejé el vaso junto a la consola y, aprovechando mi alcancé, apagué el aparato. Me dispuse a comenzar a limpiar, arrimé las botellas más próximas y cuando estaba por ponerme de pie, la mano de Jimin me jaló con fuerza, provocando que soltara el vidrió y cayera junto a él.

—¿Qué haces? —Alargué, indignada—, me hiciste tirar todo, ahora trabajaré el doble, deberías estar agradecido porque hago el quehacer de tu casa, siempre tienes todo hecho un desastre ¿no sabes tomar un trapo?, le vendría bien a este lugar.

—Shhh, aggh, cállate, me duele la cabeza —musitó enojado, sus ojos estaban cerrados y sus labios y nariz achatados, mostrando una clara aflicción.

—¿Y es mi culpa? Bebes sin parar, debería darte vergüenza...

—Dije que shh —repitió y me puso su mano húmeda en la boca. Saqué la lengua y lamí su palma para que la apartara—. ¡Wuaahh, que asquerosa eres! —restregó su mano sobre los pantalones y volvió a su posición.

—Voy a tirar todo esto —volví a incorporarme.

—Espera, Candace —Jimin volvió a jalarme, sólo que ya con menos fuerza.

—¿Qué?

—Ushh que grosera —gimió—, acércate... —obedecí—, más cerca... —lo hice, la misma mano que lamí sujetó mi nuca y me arrimó rápidamente a su cara—. Te dije que más cerca.

—¿Qué quieres Jimin?

—Yo... —Jimin abrió los ojos, estaban hinchados y lucían más pequeños de lo normal. Mi corazón se aceleró al momento en que pensé que estaba a punto de besarme, no me importó siquiera su estado, no pude evitar emocionarme y sentirme impaciente. Pero esperaría a que él lo hiciera.

El chico me acercó más, al punto en que nuestros labios se rozaron, vi como cerró los ojos y me preparé de la misma manera, abrí la boca esperando su contacto pero en lugar de eso llegó un olor espantoso a comida podrida y alcohol, acompañado de un eructo proveniente de su garganta.

Me separé asqueada, tropezándome con toda la basura a mi alrededor, Jimin se echó a reír mientras agitaba mi mano en el aire frente a mi cara, tratando de desaparecer todo rastro del aroma que me había echado en la cara.

—Que tonta, creíste que te iba a besar —dijo entre risas.

Me levanté enojada y volví a recoger las botellas, ignoré todo lo que pude de él, sus risas, sus pujidos, sus llamados y su presencia en la sala. Limpié todo el lugar lo más rápido que el alcohol en mi organismo me permitió y cuando terminé, me acerqué a Jimin, quien yacía medio dormido balbuceando cosas inteligibles.

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora