capítulo treinta y tres.

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Como dije con anterioridad, no pensé antes de hablar, al parecer eso nunca sucede ni siquiera estando sobria. ¿Por qué tengo que arruinarlo todo con mi vómito verbal?

Jimin y yo nos estuvimos mirándonos por unos segundos, creo que él tampoco se esperaba algo así y podía entender perfectamente si lo que sentía era incomodidad. Porque yo también la estaba sintiendo. Dios, Jimin, dime algo antes de que colapse.


—Candace... —murmuró.

—El beso —oh, no, ahí vas de nuevo—. El beso que nos dimos hace rato... tú... ¿sentiste algo? —Pregunté por fin, estaba tan borracha que no podía parar.


Una parte de mí ansiaba saber la respuesta de Jimin pero la otra gritaba 'auxilio' ante la menos insinuación del muchacho. Definitivamente estaba que podía conmigo.


—No lo sé —dijo.

¿Qué? ¿No lo sabía? ¿Qué significaba eso? ¿Acaso no tuviste cosquillas en el estómago? ¿En el vientre? ¿En el pene? ¿Ni siquiera una chispa de dopamina?

—¿Tú sentiste algo? —preguntó luego de un rato.

—Tal vez —contesté sin mirarlo.



La forma de la isla de la cocina nos permitía mantenernos escondidos, nadie podía vernos desde la puerta sin antes echar un vistazo dos veces. La posición en la que me encontraba, recargada en los cajones me permitía tener una vista realmente buena de la cara de Jimin, quien estaba sentado igual pero en frente de mí.

Esto me permitió notar lo relajada que estaba su mandíbula, tanto que sus labios estaban entre abiertos y resecos. También veía sus ojitos hechos una línea y su grande pecho subiendo y bajando pesadamente.



—Me gustó —hablé otra vez al no obtener respuesta de su parte—. Me gustó besarte. Es más, lo haría de nuevo.

—¿Ah sí? —preguntó con un tono bastante ronco que me puso los pelos de punta.

—Sí —hipeé—, tus labios son suaves, me gustaron desde la primera vez que los vi. Yo dije: "oh, por Dios, ¿qué se sentirá besarlos?"


Para, Candace.


—Pero claro, yo no podía correr y besarte, eso sería muy raro.

—Creo que eso fue exactamente lo que hiciste —dijo Jimin. Observé como se enderezaba un poco y se recorría más hacia un lado.

—No, ya estábamos cerca, así que no corrí, sólo te besé —alcé mi dedo índice, apuntándolo. Jimin rio un poco y se acercó otros centímetros más.

—¿Y sentiste algo? —Hizo una pausa para rascarse la cabeza—. Digo... la primera vez...

—Sentí muchas cosas —dije al instante—. Creo que nunca había sentido tantas cosquillas con un beso, y eso que he besado a muchas personas... ¡wow! ¿Qué haces? —Abrí los ojos más de la costumbre y traté de hacerme hacia atrás, lo cual obviamente no pasó, al darme cuenta de lo cerca que tenía la cara de Jimin.


Él se había arrastrado hasta quedar junto a mí y se balanceó hacia mi cara, invadiendo mi espacio personal. Su aliento era apestoso a alcohol y su pelo morado caía sobre su frente. Fue entonces que noté cuán largo lo llevaba.

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora