capítulo tres.

377 29 1
                                    

Nada. Llevaba tres horas y no había nada, ni una pista de él o de alguien que se le parezca. Iba por la quinta Coca-Cola y por la tercera ida al baño.

Me movía constantemente a la barra, me paraba a bailar un poco sólo para no cansarme de estar sentada mucho tiempo, iba al baño, regresaba, pedía más bebida y bailaba una vez más. Repetí el proceso durante tres horas, nunca hubo señales de vida sobre el escenario y mucho menos cuando dio la misma hora de aquel día que estuvo la presentación.

Iban a dar las once de la noche, la fiesta seguía, la música estaba a tope y por supuesto el ambiente se ponía cada vez mejor pero yo ya no me podía quedar más tiempo, mis pies dolían y empecé a sentirme cansada, además, mi batería del celular volvía a morir poco a poco a pesar del poco uso que le di en todo el día.

Sin rastro alguno de mi motivo para quedarme tomé la decisión de marcharme por fin. Volví por el mismo camino, incluso esperé unos minutos a lado del callejón donde nos topamos, por si lo llegaba a ver salir de ahí, lo cual esperaba con ansias que sucediera y no tenía idea de por qué.

¿Y si lo veía? ¿Qué le diría? ¿Me entendería? O mejor aún, ¿él se acordaría de mí?

Ni un rastro de entre las sombras, me di por vencida y sin esperar nada más regresé al motel. Esta vez lo primero que hice fue conectar mi celular, lo dejé así y me dispuse a buscar entre mis cosas ropa para dormir, me quité los zapatos y entré al baño a tomar una ducha ya necesaria.

El rato fue largo, refrescante, a pesar de que el tiempo a estas horas ya se sentía fresco disfruté del agua tibia como si no hubiera tomado una ducha desde hacía tiempo.

La habitación era pequeña pero acogedora, no era el mejor baño del mundo pero tenía la posibilidad de obtener agua caliente y jabones y champú gratis. Cargaba con mi propia toalla y bata de baño así que no tuve que recurrir a la recepción.

Terminé de ducharme y volví a la cama sólo con la bata puesta y la toalla en la cabeza, alcancé mi celular para desconectarlo y me recargué en la cabecera. Eran las doce con cinco minutos, no me dominaba el sueño así que revisé instagram, me aburría y entraba a Twitter, me aburría de esa y jugaba Clash Royale y así sucesivamente hasta que dieron la una y media de la madrugada, entonces me incorporé para vestirme y secarme el cabello.

No me dormí hasta las dos con quince minutos.

Al día siguiente volví al bar a buscar a "El hombre", esa vez llegué alrededor de las seis de la tarde. Mi intención era saber si tenía algún tipo de turno más temprano, si llegaba en ese horario, si sólo se dedicaba a bailar, si ya no volvería aquí.

¿Y si esa noche fue la única aquí? ¿Y si se dedicaba a algo más? ¿Y si funcionaba por medio de contrataciones? ¿Y si la paliza que recibió lo dejó tan mal que no se presentará hasta recuperarse?

Como lo sospeché, nunca lo vi, mucho menos conseguí información sobre él o algún otro sujeto que bailó, no recordaba ningún otro rostro que no fuera el suyo y era algo que me causaba conflicto. Si pudiera memorizar a algún otro muchacho podría saber si él frecuenta aquí y acercarme para conseguir algo sobre el hombre de mi interés, pero nada.

Repetí la acción un par de días más. Comenzaba a desesperarme pero era un sentimiento controlable, no podía explicarme el por qué necesitaba saber de él, incluso no tenía idea de por qué lo quería volver a ver, su físico tenía que ver pero no era todo, porque vaya que era muy guapo, pero me intrigaba algo más, sentí un palpitar extremo en el corazón cuando lo tuve a escasos centímetros de mí, quería volver a sentirlo, quería tenerlo cerca y hablarle, quería saber su nombre, dónde vivía, por qué tenía ese empleo, por qué lo habías golpeado. Quería entrar a su vida por mera curiosidad, cualquiera pensaría en amor, yo pensaba en algo más parecido a intriga o morbo tal vez.

caught in a lie | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora