Su cercanía hizo que de repente me olvidara de todo, el deseo en sus orbes me transmitía una sensación extraña y juro que en ese momento pude olvidarme hasta de Tae, quien seguramente me esperaba afuera. Olvidé como había llegado ahí, qué había hecho, no recordé más la cara de la perra de Suni, ni siquiera la de Yoongi. Éramos Jimin y yo, ahí, en ese momento.
Solté sus manos y lo tomé por el cuello, no podía resistirlo mucho más. Lo miré a los ojos por última vez antes de mirar sus labios y por fin me atreví a besarlo. Intenté hacerlo lento pero Jimin me tomó por sorpresa al devorarme con su boca como si no hubiera un mañana, me sujetó de la cintura y me pegó a su cuerpo con violencia, necesidad, no pude evitar gemir en sus labios al tenerlo tan cerca de mí.
Gruñó, se deshizo de su sudadera azul y a tientas, buscó los botones de mi camisa, comenzó desabrochando uno por uno, pero los del final, terminaron tirados en el suelo cuando la tela fue arrancada por la fuerza de Jimin. Dejamos de besarnos, tomé el borde de su suéter y con su ayuda se lo saqué, lo arrojé a quien sabe dónde y volvimos a unirnos.
El calor de nuestros cuerpos provocaba el sudor en cada uno, la desesperación de ambos por tomarnos el uno al otro era más que obvia y ansiaba por que fuera finalmente saciada. Jimin me cargó, enredé mis piernas en su cintura y, sin parar de besar sus pomposos labios, nos llevó a su cama.
El camino hasta la habitación fue torpe, lento, Jimin parecía que no conocía el trayecto y soltaba algunas risas debido a su torpeza al chocar con la pared o cuando casi me tira al suelo. Finalmente, Jimin estaba sobre mí besando mi cuello, explorando con sus manos mi piel desnuda y vacilando sobre el botón de mi pantalón de vestir. Los choques eléctricos que generaban sus besos me tenían vuelta una loca, me sentía como en uno de mis tantos sueños húmedos con el hombre que me devoraba sin piedad, sólo que en esas circunstancias, mis expectativas habían sido sobrepasadas sin problema alguno.
Jimin se incorporó para quitarse el suéter, dejando claro que era lo único que llevaba puesto esa noche. No era la primera vez que le veía el torso desnudo, sin embargo, no pude evitar soltar un suspiro profundo al notar el brillo de su pecho ocasionado por el sudor, que por cierto, también derramaba por la frente. Me mordí el labio, me senté sobre la orilla de la cama, teniendo su abdomen en mi cara, acaricié su cintura y comencé a dejar besitos por toda la zona alrededor de su ombligo.
Él suspiró, en ningún momento dejé de mirarle la cara, así que capturé el momento preciso en que echó la cabeza hacia atrás y volvía para que disfrutara de la imagen viva de lo cerca que estaba de su zona más sensible.
Desabroché su pantalón, Jimin bajó los brazos y lo bajó, quedándose por fin, en ropa interior: un bonito bóxer negro. Me puse de pie y nos volvimos a besar, comencé a sentir unas mariposas increíbles en el estómago y en todo mi organismo, siempre había disfrutado de los besos de Jimin, pero nada como la ansiedad, euforia y emoción absoluta de "¡sí! Por fin voy a hacerlo con Park Jimin!"
Lo tomé por los hombros y lo aventé a la cama, gateé sobre él unas dos veces hasta quedar al nivel de su cara y seguimos con los besos. Mis manos viajaron por todo su pecho sin apartarme de sus labios, Jimin suspiraba con cada toque y se estremecía debajo de mi cuerpo, no podía disfrutarlo aún más, es que era imposible, Jimin, después de tanto tiempo estaba cediendo a mí y eso me hacía sentir poderosa, dicha y muy, muy feliz.
Toqué su miembro por encima de su ropa, Jimin se separó de mí y gimió, alcé la cabeza unos centímetros y con mi otra mano retire algunos mechones de cabello que estorbaban la vista, comencé a masajearlo mientras me deleitaba con la maravillosa imagen de su carita sonrojada, sus labios entre abiertos y sus ojos que se cerraban casi por completo gracias a cada gemido. Después de un rato en esa posición, Jimin tomó mi mano y la apartó de la zona, me sujetó la nuca y me obligo a besarlo nuevamente, cuando nos volvimos a separar me miró fijamente a los ojos, los suyos brillaban como nunca lo habían hecho y el calor de la situación lo hacían ver más hermoso que nunca.
Repasó de arriba abajo cada una de mis facciones, acariciándome con las yemas de sus dedos, depositó un corto beso en mis labios, suspiró profundamente, juntó su frente con la mía y rio.
—Te amo —musitó.
Abrí los ojos como platos, ¿había escuchado bien? Me aparté con brusquedad y Jimin me miró angustiado.
—¿Qué dijiste? —tragué saliva.
—Te amo —repitió un poco más alto, volvió a reír, se recargó sobre sus codos y me miró de nuevo, mientras permanecía sentada en su regazo—. Te amo, Candace.
Mi mente se puso en blanco, de repente, toda la excitación y la lujuria desaparecieron de mi sistema, siendo remplazados por angustia, miedo y unos nervios terribles. Mierda, Jimin, ¿qué debo contestar a eso?
Me pasé las manos por toda la cara y después por el pelo, miré al techo, no podía creérmelo aún. Eso no pasaba en mis sueños. El miedo se transformó en frustración, Jimin estaba siendo egoísta, muy egoísta, se suponía que debíamos tener sexo, no transformar todo en una mierda sentimental.
—Dios —suspiré.
—¿E-está todo bien? —Jimin se incorporó, nervioso a más no poder. Sus manos rodearon mi cintura y nos quedamos inmóviles en la orilla del colchón.
—Sí, todo bien, sólo... me ha tomado por sorpresa—le respondí, sin mirarlo a la cara.
—¿Estás segura?
—Necesito aire. Sí, eso, sólo... me tomaré unos minutos ¿bien?
Sonreí y me levanté de sus piernas, caminé fuera de la habitación y busqué mi camisa y mi saco, me los coloqué sin cuidado y salí de la casa.
*
No pude dormir en toda la noche, en serio, había algo que me causaba conflicto a más no poder, y no sabía si era la gran confesión de Jimin o simplemente el revoltijo de emociones que tenía en la cabeza como respuesta a ello.
Como sea, Jin y Taehyung se aparecieron en la mañana anunciando que saldrían a hacer algunas compras y Tae me hizo prometerle que le contaría todo lo sucedido la noche anterior y que intentaría dormir un poco, por lo menos. Según él, no podía ser tan malo.
—Ojalá tuvieras razón —dije cuando se fue.
No tenía sueño y tampoco estaba cansada, ¿abrumada? Tal vez. Bajé a la cocina por algo de comer para esperarlos sin prisa alguna, cuando el timbre repicó por toda la planta baja. Suspiré con pesadez y volví por la entrada de la cocina, maldiciendo en voz alta a quien quiera de mis dos amigos que había olvidado las llaves y no podía abrir por sí solo.
Abrí la puerta, listísima para reclamar, cuando fui sorprendida por un ramo de flores desconocidas para mí de varios colores. Alcé la cara para ver al sujeto que las llevaba y cuando nuestros ojos se cruzaron y su sonrisa pequeña dejó ver sus dientecitos y sus encías rozadas, mi corazón se detuvo, sólo para que después comenzara a latir sin parar.
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caught in a lie | Park Jimin
FanfictionPor un problema con la aerolínea, Candace Mint se ve obligada a pasar una noche en Busan, sin equipaje y sin pila en el celular. En una búsqueda de comida entra a un bar, donde después de un par de tragos posa su vista en un bailarín, pone atención...