Justin.
—Holly, ya... —Dije mientras me separaba de ella, tomé mi ropa y me la puse.
—Estuvo genial, Justin. —Habló ella cubriéndose con su chaqueta, asentí y bajé de mi auto, abriendo el maletero y sacando el bolso y los tacones de Holly.
Divisé mi arma debajo de unas bolsas y, antes de cerrar el maletero, me la coloqué entre el cinturón y mis bóxers. Volví hacia el asiento de piloto y subí, encendiendo el motor.
—Baja de una vez, tengo asuntos pendientes. —La apuré, ella refunfuñó intentando abrochar su brasier y, al lograrlo, bajó.
—¿Nos vemos mañana? —Preguntó ilusionada, sin cerrar la puerta.
— No lo creo...—La miré. —Te llamaré.
—Pero no te di mi número...—Murmuró, le sonreí.
—Holly... ¿Cómo explicarlo? Sólo quería follarme a la capitana del equipo de porristas y lo logré, ahora vete. —Dije sin rodeos.
—Imbécil de mierda.
Cerró la puerta de mi auto con todas sus fuerzas y la maldije en voz alta, la vi alejarse y rápidamente comencé a conducir. De seguro Jeremy estaría exaltadísimo; me había llamado hacía una hora y yo lo había ignorado, así que me esperaba sus gritos. Seguramente era para hacer algún trabajo, vender droga, llevarle a una prostituta, matar a algún soplón o traidor...quién sabe.
Al cabo de unos minutos, bajé del auto y subí las escaleras que me separaban de la puerta principal de la mansión. Coloqué la contraseña y, al oír un pitido de verificación, la puerta se abrió.
— ¿Jeremy? ¿Qué necesitas? —Pregunté, entrando en la oficina de mi padre.
— ¡Hasta que te dignas a aparecer! —Aplaudió exageradamente. —Siéntate, hijo mío, hoy tengo buenas noticias para ti.
— ¿De qué se trata? —Me senté en la silla que había frente a su escritorio.
—¡Amanda! ¡Tráeme una botella de la bodega! —Gritó, ignorándome. La mujer apareció por el umbral de la puerta.
—Enseguida, señor Bieber.
Aclaré mi garganta y me acomodé en la silla de cuero, cruzándome de brazos. Esto de hacer las conversaciones más largas que lo que deberían durar me daba por las pelotas. Demasiado.
Amanda volvió y dejó una botella de vino junto con dos copas de vidrio sobre el escritorio de mármol. Sin más, se retiró y Jeremy destapó con prisa el vino, sirviendo un poco en cada copa. A decir verdad, no era amante del vino, pero hoy al parecer era una ocasión especial.
—... ¿y bien?... —Alargué, pasando una mano por mi cabello. Era un jodido tic.
—Secuestro hijo, tienes que secuestrar a alguien. —Habló seriamente, y luego dibujó una de sus sonrisas más macabras.
— ¿Una chica? —Pregunté curioso, esto me estaba gustando.
—Sí, ¡Y va a tu misma jodida preparatoria! —Dijo soltando una carcajada y acercando su copa para chocarla con la mía.
El sabor dulce del vino se deslizó por mi garganta y reí con mi padre, celebrando el que sería el inicio de mi lugar en la mafia Bieber. Jeremy dejó una carpeta blanca sobre su escritorio antes de beber todo el contenido de la copa y salir de su oficina, dejándome con una sonrisa de oreja a oreja.
Tomé la carpeta y leí un par de condiciones que Jeremy había escrito para mí. Corrí las dos primeras hojas, centrándome en mi víctima. En la primera víctima de Justin Bieber.
"Kelsey Beckman, dieciocho años. Preparatoria privada Sidding"
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*No se preocupen, sólo los primeros capítulos son cortos y breves*
Rom.