Justin.
Le di una última calada al cigarro de marihuana que tenía entre mis dedos y arrojé la colilla al suelo de madera, pisándolo con fuerza. Volví a entrar en la mansión, dirigiéndome hacia el baño donde estaba Kelsey.
No quería aceptarlo, pero estaba tan jodidamente buena que con sólo verla caminar ya sentía mi polla dura. Y me había llevado una sorpresa ante su petición por tomar un baño, creía que jamás la vería desnuda como lo había hecho por el pestillo de la puerta. Si no fuera porque mi futuro dependía de mis acciones como secuestrador, habría entrado a ese baño con ella y la habría follado.
Al fin y al cabo, seguía siendo mi maldita víctima y yo podía hacer con ella lo que se me diera la gana. Era su dueño a partir de ahora.
—Justin. —Me llamó Ryan, reteniéndome.
Solté un suspiro. — ¿Qué quieres?
—Tienes que ver esto.
Fruncí el ceño y me dirigí a él sin ganas, observando lo que la televisión tenía para ofrecer.
"Según las declaraciones de Beckman, se ha pagado un millón de dólares por la libertad de su hija, pero aún no tiene noticias de ella. ¿Estamos frente a una red de trata de blancas?"
—Oh, vamos. Qué jodida mierda de idea. —Exclamé exaltado, queriendo golpear al periodista.
—Trata de blancas, ¿eh? Estos idiotas están poniéndonos a prueba. —Dijo Ryan, formando puños con sus manos.
—No seas imbécil, no está en nuestros planes venderla. —Ataqué, viéndolo.
—No, pero nadie puede detenernos...
Me senté en el sofá, masajeando mis cienes.
—Ryan, deja de hablar mierda. —Amenacé, sin mirarlo esta vez.
Él se levantó del sofá donde estaba antes y caminó hasta el ventanal, viendo su reflejo en él.
—Piensa, amigo. Podemos hacer una gran fortuna si ofrecemos sus servicios, todo puede ocurrir justo en esta mansión. —Bebió un poco de su cerveza y dio media vuelta, enfrentándome. —Es una perra, no le dolerá.
Apreté mis dientes y no me detuve en empujarlo con fuerza. Él frunció el ceño y acomodó su ropa con furia; esto no acabaría nunca.
—¿Qué te pasa, joder?
—Podemos ser secuestradores, vender droga, matar y todo lo que tú quieras, pero no venderemos a Kelsey por un error de su jodido padre. No lo haremos. —Dije, siendo consumido por la ira.
—¿No has oído a Jeremy, maldita sea? Tienes que arruinarle la vida, tienes que traumarla. —Explicó haciendo ademanes con sus manos. —No arruinaré mi futuro en este negocio por ti, Bieber.
Miré un punto fijo en la sala, queriendo contenerme; no quería ser convencido, pero esto era más fuerte que yo. Ambos necesitábamos dinero, necesitábamos ser grandes en el negocio. Necesitábamos ser respetados.
Salí de mis pensamientos y me apresuré a caminar hasta el baño; más no encontré a nadie en él. Mis puños se apretaron con fuerza y mis ojos se dirigieron hacia la habitación donde teníamos a Kelsey. La puerta estaba abierta tal y como la había dejado antes, y por alguna razón sentí que ella podría estar ahí.
Estaba equivocado.
—Jodida mierda. —Susurré para mí mismo, comenzando a buscar en cada habitación de la Mansión.
Me adentré en la cocina y mis ojos se dirigieron hacia el suelo. Me agaché y tomé las bragas de Kelsey entre mis manos, caminando lentamente por aquella cocina.
Podía sentir el perfume de su cabello. Ella estaba cerca y, ésta vez, no se me escaparía.
Kelsey.
Retuve mis lágrimas al oírlo entrar en la cocina. Las palabras de Ryan golpeaban mi alma con fuerza, y el miedo me consumía completamente en estos momentos.
No sólo había sido mala idea salir sola de ese baño y correr por esta casa-laberinto, sino también oír la conversación de mis dos secuestradores y verlos pelear de esa forma. No lograba entenderlo. No lograba que mi mente se tranquilizara.
No quería ser vendida a viejos decrépitos. No estaba lista para perder mi virginidad y menos de esa manera tan...perturbadora, devastadora y quién sabe qué más.
Podía oír los pasos de Justin desde donde estaba: un armario debajo de la encimera. A estas instancias tenía frío, miedo, incertidumbre y quería hacer pis. Todo en un solo momento.
Cubrí mi boca con fuerza y dejé de respirar el mayor tiempo posible. Se había ido...lo sabía, se había ido. Conté hasta veinte con lentitud y, cuando me aseguré que él no estaba ahí, salí cautelosamente. Mis pies descalzos tocaron la fría cerámica y un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Sequé mis lágrimas con fuerza y divisé una puerta de vidrio, perfecta para escapar de aquel maldito calvario. Estiré mi brazo, sintiendo la felicidad invadirme por un segundo.
—Hola, Kelsey. —Dijo Justin detrás de mí.
Temblé al instante.
—¿Ibas a algún lado? No recuerdo haberte dado el permiso. —Decía a medida que se acercaba a mí.
Apoyé mi espalda al ventanal, queriendo que éste se rompiera y me clavara sus cristales directo en el corazón.
—No lo dejes...—Balbuceé. Él borró su maliciosa sonrisa del rostro.
—¿Qué?
Por instinto, me acerqué a él y lo abracé con fuerza, mientras mis lágrimas se deslizaban por mis mejillas.
—N-no dejes que Ryan me venda...
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Rom.
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Su víctima»Jb. |Finalizada.
FanfictionProhibida su copia y/o adaptación total/parcial.