Epílogo.

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Un año después.

Kelsey.

Observé con atención las sonrisas que las personas me regalaban al pasar, a la vez que sentía la brisa fresca de la noche chocando contra mis hombros desnudos. Me sostuve del brazo de mi padre y caminé con él hasta la entrada de aquel precioso edificio, entregando la invitación al hombre de seguridad que aguardaba en la puerta principal.

Caminamos por un extenso pasillo decorado por una alfombra color roja y varios pétalos de rosas en ella, mientras que las paredes sostenían los cuadros y pósteres del nuevo álbum musical de mi madre. Papá se alejó un poco de mí y comenzó a hablar con varios invitados, mientras yo acomodaba mi peinado con suavidad.

Me acerqué hasta las mesas redondas y mi mirada se posó en Leah y Adam, su novio, quienes comenzaron a llamarme haciendo ademanes con sus manos. Sonreí de oreja a oreja y caminé hasta ellos con algo de dificultad por los altos tacones, dándoles un leve abrazo a cada uno.

—Qué alegría verlos, por un momento creí que no vendrían. —Dije, sentándome a un lado de Leah.

—No podía defraudar a Angelina, prometí que nos quedaríamos hasta el lunes. —Respondió ella y yo entreabrí mi boca con sorpresa. —Lamento no habértelo dicho antes pero...Adam y yo volveremos a Polonia.

Negué con la cabeza levemente. —No te preocupes, los visitaré en cuanto pueda.

—Aún tienes que probar la comida polaca, no te defraudará. —Dijo Adam y reí asintiendo.

Ambos sonrieron y un toque en mi hombro hizo que girara mi cabeza hacia el costado, encontrándome con unos preciosos ojos celestes y una cabellera rubia. No dudé en levantarme de la silla y abrazarle con fuerza, sintiendo sus manos en mi cintura y una caricia que había extrañado demasiado.

—Te eché de menos como no te imaginas. —Dijo Benjamin, besando mi mejilla con suavidad.

—Y yo a ti...—Le sonreí, clavando mis ojos en los suyos y sintiéndome en el cielo por enésima vez.

—Está bien tortolitos, ¡Es hora de las fotografías! —Gritó Karamo, nuestro fotógrafo de confianza, tomándome de la mano y llevándome hasta el escenario.

Sonreí cuando Benjamin llegó hasta mi lado y besó mi hombro, colocándose detrás de mí. Miré a mi madre con los ojos brillosos y ella me sonrió de una manera inexplicablemente hermosa. Podía ver la felicidad en su rostro, en sus expresiones, en sus movimientos. Estaba viviendo como nunca antes lo había hecho, y aquello sólo me hacía feliz.

Leah y Adam se sumaron a las fotos y pronto los demás invitados comenzaron a aplaudir. Cuando Karamo dio el sí para que nos retiráramos del escenario, mama tomó el micrófono y los aplausos cesaron lentamente.

—Es un placer para mí tenerlos esta noche en la presentación de mi nuevo álbum, sobre todo a mi familia. —Comenzó su discurso, observando a mi padre y a mí. —Hemos atravesado momentos duros, tristes y, sobre todo, injustos, pero me gusta creer que las cosas pasan por una razón. —Hizo una pausa, llevándose varios gritos de aliento. —Este álbum fue escrito con inspiración, con ganas de luchar y con mucho amor. Espero que puedan disfrutarlo tanto como yo lo he hecho cuando decidí volver a cantar. Y nunca olviden que la esperanza es lo último que se pierde.

Los aplausos no tardaron en llegar y la preciosa melodía de la canción más famosa del álbum comenzó a sonar. La voz de mi madre inundó mis oídos, haciéndome cerrar los ojos tan sólo para disfrutar aún más de ella. Una pieza única y maravillosa de piano que sólo podía ser acompañada por una voz tan dulce como la de ella.

Su víctima»Jb. |Finalizada.Where stories live. Discover now