Capítulo 05. "Heredero"

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Relamí mis labios y dibujé la misma sonrisa, ideando miles de maneras de hacer sufrir a Beckman.

No es que tuviera algo malo, ella era... ¿Cómo decirlo? Una perra con una obsesión por llamar la atención de todos. Pues ahora tenía toda mi atención, y no precisamente de la mejor forma.

— ¿Lo has leído? —Oí detrás de mí, y asentí con la cabeza.

—¿Qué hay de ti? —Pregunté y ésta vez me giré para ver a uno de mis mejores colegas: Ryan.

Alzó sus hombros y se sentó en el sofá, encendiendo una de las lámparas de la oficina. Ni siquiera me había dado cuenta de que comenzaba a anochecer.

—Seremos los putos amos, amigo. Te lo aseguro.

— Veo que ya estás enterado, Adams. —Irrumpió Jeremy, volviendo a su silla en el escritorio. —A ver, muchachos...un secuestro no es un juego. Esto no se trata de quién ata manos y quién dispara; hay un sinfín de momentos que no pueden perderse de vista, como la captura, el lugar donde se llevará a la víctima, la lejanía que tienen con su líder, en este caso yo. Ninguno de ustedes es experimentado en esto y estoy arriesgando mucho.

Ambos asentimos ante sus palabras, captando toda la información que podíamos. Por mi parte, me negaba a dejar que algo saliera mal. Mi futuro estaba en juego a partir de ahora.

—Tengo muy en cuenta que ambos saben a lo que se enfrentan. Ryan, tu padre puso a disposición el Andora para que lo utilicen. Es un jet muy costoso, no sean idiotas y no traten de impresionar a nadie. Cuanto más silencioso sea el caso, mejor para nosotros.

—Pero si la chica es hija de una famosa, ¿Cómo mantendremos esto en secreto? —Preguntó Ryan, yo lo acompañé asintiendo.

—Nunca dije que lo mantendremos en secreto. —Respondió Jeremy. —Beckman es un hombre un poco desalmado, no tanto como yo, pero lo es. Y al parecer prefiere que le hagamos daño a su familia antes de saldar sus deudas. ¿Qué puedes esperar de la esposa, entonces?

—Es cierto, sólo tenemos que ser lo más cuidadosos posible. —Hablé esta vez yo, intentando alejar los malos presentimientos de Ryan.

Mi padre salió de la oficina no sin antes soltar su "Buena suerte" habitual. En ese momento me sentí en contra de mi propia mente; me negaba a dejar que Jeremy me viera como un inservible. No me había preparado toda mi vida para fracasar en un simple secuestro.

Un puto simple secuestro.

—Esto será épico. —Dijo Ryan, frotando su rostro y dibujando una sonrisa.

—Creo que será mejor hacer una lista de reglas, no me agrada la idea de llevar a cabo un plan y no tener reglas de por medio. —Alcé los hombros, viéndolo refunfuñar.

—Por una vez en tu vida rompe las reglas, Bieber. —Carcajeó. —Además, no es una jodida boxeadora, es sólo Kelsey Beckman. ¿Qué puede salir mal?

—¡Todo! —Me exalté, él me miró confundido. —Es manipuladora, tiene con qué persuadirnos. No podemos confiar en ella, Ryan, no puedo.

—Pensándolo bien, puede que tengas razón. Una vez hizo que el director me prohibiera la entrada a la cafetería sólo porque había estacionado mi auto en su lugar. ¡Ni siquiera era su lugar!

—Sólo sé que no debemos confiar en un solo plan. Comencemos con el plan B.

Tras dos horas de investigar a nuestra víctima con total perfección, Ryan y yo decidimos que lo mejor era involucrar a Chaz en el caso. El tipo era bueno en eso de esconderse, conducir a altas velocidades cuando estaba en problemas y también en conseguir lugares fuera de la ciudad.

Estaba claro que llevaríamos a Kelsey a un lugar alejado de todo y de todos, sólo para que nadie pudiera rastrearla. Tenía en cuenta que era difícil, pero no imposible. Sólo debía seguir las órdenes de Jeremy y así lograría mi principal objetivo en todo esto; ser alguien en el negocio.

Según Jeremy, yo era el único heredero de su fortuna. Y por eso no me sorprendía ser el blanco de varios cabrones que creían ser alguien al lado mío. Ninguno se esperaba que, a la hora de querer atacarme, sacara lo más oscuro de mi ser.

Había asesinado a varias personas a lo largo de mi vida. El primero había sido Corey, mi primo; un tipo que no tenía idea de lo que implicaba ser un mafioso. Yo tenía dieciséis y el dieciocho. Recuerdo que Corey bebía cerveza de una botella de vidrio y caminaba de un lado a otro, intentando comprender algo imposible.

Ese día, había guardado mi arma calibre veintidós entre mis pantalones y me había dispuesto a asesinar a Corey para que dejara de entrometerse en el camino de Jeremy. Así que sí, lo había matado para que mi padre no tuviera que sufrir un dolor de cabeza a causa de un idiota como él.

Fue un solo disparo en la nuca.

Nadie lloraría por él, nadie lo extrañaría. Su madre tuvo su mismo final, sólo que de ella se encargó Jeremy. Y así es como prometimos limpiar nuestros caminos si alguien se entrometía.

Luego se me presentaron más estorbos, guardaespaldas, socios traidores y soplones. Nada fuera de lo común.

Estaba destinado a estar en el negocio de la mafia; había nacido para ello.



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Rom.

Su víctima»Jb. |Finalizada.Where stories live. Discover now