Justin.
- ¡Por otro logro de nuestro socio y amigo! -Gritó Isaac y levantó su copa de vino al aire.
Todos en aquel bar asintieron alrededor de él y le agradecí con la mirada. Lentamente fueron acercándose a mí para abrazarme, pero la realidad era que estaba teniendo un muy mal presentimiento en mi interior. Tal vez estaba comenzando a dudar de mí mismo, de mis acciones, de las oportunidades que había dejado atrás por meterme en la mafia.
Jeremy solía decirme que pertenecer a un grupo tan poderoso como el nuestro era una muestra de grandeza. Una muestra de que valíamos más que los demás, de que teníamos permitido hacer y decir lo que quisiéramos. Y aquello estaba jugando con mi mente como nunca antes.
Me preguntaba qué había cambiado en mí para pensar de esa manera. Solía ser alguien solitario y preciso en los pasos que daba. No importaba si era en la preparatoria, en los edificios abandonados a los que solíamos frecuentar con Ryan para vender droga o en mi casa, siempre iba firme hacia lo que quería y lo conseguía.
Gran parte de mí sabía perfectamente por qué estaba sintiéndome tan vacío, pero la otra parte no quería aceptarlo; ella estaba tan presente en mi cabeza que no podía dejar de pensarla. La quería y verla sufrir me estaba atormentando la vida.
Kelsey parecía ser una persona tan común y corriente, pero me había demostrado que no era así. Me había demostrado que su vida en color de rosa era una mentira, que sus sentimientos eran reales. Me había demostrado que podía confiar en ella sólo con mirarme unos segundos a los ojos.
Y ahora el gran problema se centraba en ambos; nos envolvía como si estuviera planeado desde un principio. Sería tan difícil, tan complicado tocarla sin su consentimiento, pero aun así quería salvarle el pellejo. No podía permitir que fuera vendida y esclavizada como Leah o como muchas otras. Ella, precisamente ella, no lo soportaría.
-Hey... ¿Estás bien? -Oí a mi lado y asentí.
-Sí, estoy bien. -Respondí, bebiendo un poco de vino a continuación.
-Pareces un poco estresado... ¿No quieres bailar? -Preguntó la rubia y le sonreí levemente.
-No soy bueno en esas cosas, créeme. -Dije y ella rió tan dulcemente que creí perderme por un momento.
Tomó mi mano con delicadeza. -Yo puedo ayudarte con eso.
Me guió hasta la pequeña pista de baile y lo único que pude hacer fue reír nervioso. Jamás había bailado, no sin antes emborracharme hasta perder la consciencia. Y ella parecía estar disfrutando de mi inutilidad, puesto a que no dejaba de mirarme con gracia.
Luego de aquella rara escena, nos dirigimos hacia Isaac y su grupo, quienes bebían cerveza en la barra.
-Con que ahí estabas, Bieber. -Dijo uno de mis socios, soltando una carcajada.
- ¿Puedo robártelo por un momento? -Le preguntó Isaac a la rubia, quien asintió con una sonrisa.
¿Es que acaso no podía dejar de sonreír?
Caminé junto a Isaac hacia un lugar alejado de las demás personas y éste encendió un cigarro antes de comenzar a hablar.
-Sólo quería felicitarte por la venta, oí que estás haciendo un gran trabajo. -Fruncí mi ceño levemente ante sus palabras.
-No he vendido nada. -Dije firme, observando su expresión.
Me miró confundido y prosiguió: -Ryan dijo que todo estaba arreglado, que la venderían en un par de días.
-Qué hijo de puta...-Susurré y sentí mi sangre hervir.
-Hey, hey...tranquilo. -Dijo, tomándome de los hombros.
- ¿Cuándo te lo ha dicho? ¿Había alguien más? -Pregunté mientras intentaba que me soltara.
-Me encontré con él hoy en la tarde...no sabía que estaba mintiendo, viejo. -Balbuceó y alzó los hombros. -Lo lamento.
Le quité el cigarro de la mano y comencé a caminar sin importarme las personas que chocaba a mi paso. Podía sentir mi rostro rojo de la furia que cargaba conmigo. Y, por si fuera poco, estaba pensando en la hermosa navaja que llevaba en mi bolsillo.
- ¿Te vas? -Sentí un tirón en mi brazo y miré a la rubia sin ninguna expresión en mi rostro.
-Tengo cosas que hacer. -Respondí y me acerqué a ella, plantándole un beso en los labios. -Te veré luego.
Salí de aquel bar y busqué mi auto con la mirada. Al hallarlo, subí y comencé a conducir hacia la mansión a toda velocidad, pasando semáforos en rojo por enésima vez en mi vida.
La realidad era que Ryan las pagaría y caro. No sólo debía cerrar la boca y mantenerse al margen en el plan, sino también cooperar y no arruinarlo todo. Claramente no funcionaba así para él.
Era un traidor.
Al llegar a la mansión, divisé a Simon cuidando la puerta principal. Y entonces todo era silencio para mí; la ira comenzaba a llenarme completamente. Quería matarlos a todos. Quería que sufrieran a pesar de no haber hecho nada. Sentía aquel enojo desde pequeño, cuando todo a mí alrededor parecía estar yendo contra mí.
Aquel enojo me había convertido en un asesino.
Kelsey.
Abrí mis ojos lentamente, sintiendo que aún me pesaban más de lo normal. Veía mi panorama borroso, intentaba divisar y comprender lo que estaba ocurriendo a mí alrededor.
Cuando atiné a mover mi mano izquierda, sentí un líquido espeso bajo las yemas de mis dedos, lo cual me hizo entrar en pánico. Levanté la cabeza como pude y me horroricé al ver aquel charco de sangre en el suelo.
Pronto me puse de pie y el frío invadió mis piernas desnudas; estaba en bragas. Y aquello me hizo temblar y querer llorar hasta encontrar respuestas. Me sostuve de la encimera para no caer y noté que había vidrios esparcidos por el suelo.
Necesitaba encontrar a Leah de inmediato.
Caminé despacio, intentando no cortarme, y salí de la cocina. Las luces estaban apagadas y sentía que en cualquier momento volvería a estar en peligro. Me sentía como en una película de terror.
Oí el sonido de la puerta principal abrirse y me quedé congelada en mi lugar. Fue cuando comencé a llorar de miedo, de horror. No quería morir así, sola, desorientada. Necesitaba despedirme de mi familia, que supieran que había hecho hasta lo imposible por volver a casa y poder abrazarlos de nuevo.
Podía sentir que alguien se acercaba, pero mi vista estaba totalmente borrosa por las lágrimas. Miré el techo con desesperación y recé. Pedí seguir viva. Pedí perdón por todos los errores que había cometido. Pedí que mis padres salieran adelante si yo nunca aparecía.
Pedí por mí y por todas las mujeres secuestradas.
- ¿K...Kelsey? -Dijo aquella voz.
Sentí sus pasos viniendo hacia mí y sus manos tomándome de los brazos con delicadeza. Corrió un mechón de cabello que cubría mi rostro y supe que jamás olvidaría su expresión de furia, confusión y tristeza. Todos esos sentimientos reflejados en sus preciosos ojos.
- ¿Qué demonios...qué ha ocurrido? -Preguntó exaltado, tomándome de las mejillas.
-Ryan...-Dije con un nudo en la garganta que dolía como el infierno.
Se separó de mí y temblé al ver que sacó una navaja de su bolsillo. Me miró por unos segundos y entonces dio media vuelta, comenzando a caminar.
Mi cuerpo entero tembló cuando lo oí subir las escaleras con cautela. Tenía en mi interior un presentimiento horrible, pero debía mantener la calma o, de lo contrario, todas mis pesadillas se harían realidad.
Cuando quise seguir los pasos de Justin, oí ruidos detrás de mí.
-Ayuda...-Balbuceó, horrorizándome completamente.
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HASTA AQUÍ POR HOYY😱
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Rom.🖤
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Su víctima»Jb. |Finalizada.
Fiksi PenggemarProhibida su copia y/o adaptación total/parcial.