Su rostro estaba pálido, y lo único que atiné a hacer fue a sostenerla del brazo cuando creí que se caería. Podía ver manchas de sangre en su ropa, como así también en sus mejillas.
Ella me miró suplicante e intenté reunir fuerzas para que no se cayera. Temía que Justin regresara con Ryan y ambas corriéramos mayor peligro, pero también temía que Leah se desvaneciera en el suelo como un trapajo.
—Tienes que guardar silencio...—Susurré lo más bajito que pude, ella asintió débil.
Lentamente fui llevándola por el extenso pasillo que daba a la habitación en la que había permanecido encerrada miles de veces. Sólo podía oír sus quejas y sus intensas ganas por romper a llorar. Aquellos sollozos me hacían querer esconderme bajo mi cama hasta que la tormenta pasara.
Dejé entreabierta la pesada puerta de metal y entonces Leah pudo llegar hasta la cama y sentarse. Fue cuando me desmoroné lentamente hasta llegar al suelo. Mi espalda estaba apoyada en la fría pared, haciéndome estremecer. Mis piernas desnudas tocaban el piso flotante, congelándome. Todo de mí parecía haberse perdido en el abismo.
A estas alturas, mis esperanzas estaban hechas trizas. Comenzaba a prepararme mentalmente para todo lo que sucedería. Si no volvía a casa, si moría de una manera horrible, si me quedaba aquí para siempre...si era vendida y utilizada como un objeto.
Quería estar preparada porque no tenía más opciones.
Todo a mí alrededor se había desmoronado ante mis ojos y no había podido hacer nada. Ahora tenía frente a mí a una desconocida que creía conocer mejor que a mí misma, quien también lloraba a cántaros porque no tenía nada más que perder.
Había intentado todo...y había fallado.
—K...Kelsey. —Balbuceó Leah y la miré con los ojos cargados de lágrimas.
— ¿Qué? —Murmuré con cautela, limpiando mi rostro.
—Creo q-que...creo que maté a Ryan. —Dijo bajito y me quedé estática.
— ¿Cómo...qué? —Pregunté sin siquiera pensarlo, observándola atónita.
—Lo...lo golpeé en la cabeza y no se despertó. —Continuó, caminando hacia mí y agachándose. —Estaba sangrando. Esta sangre...—Señaló sus manos machadas—Es de él.
—Leah...—Murmuré y solté un sollozo. —Justin nos matará a ambas...joder, estamos muertas. —Dije mientras cubría mi rostro con mis manos y contenía un ataque de nervios que amenazaba con golpearme.
—No Kelsey, no lo estamos...
Se levantó y la miré confundida. Y cuando llevó su mano a su espalda, sentí que mi rostro se iluminaba.
—Eso...es...—Me interrumpió.
—Es su teléfono móvil...—Respondió.
Tragué en seco cuando oímos un ruido cerca de la habitación. Llamar desde aquí era un riesgo que no estaba dispuesta a correr, mucho menos cuando Justin estaba rondando la mansión con una navaja...y no dudaría en usarla ni un segundo.
Le arrebaté el móvil de las manos a Leah y ella frunció el ceño.
— ¿Qué estás haciendo? —Preguntó en un susurro.
—Tenemos que escondernos y llamar... —Dije, haciéndola negar rotundamente.
—Hay matones por todos lados, nos oirán...nos matarán.
Su voz temblorosa me informaba que estábamos a punto de estallar. Apreté los labios y detuve aquellas voces en mi cabeza para pensar con claridad. Si llamábamos desde la habitación, todos oirían y estaríamos jodidas. Si salíamos de la mansión, probablemente nos descubrirían antes de poder siquiera parpadear...