Marinette
Vivir era difícil.
Y no lo tomen como un absurdo y depresivo pensamiento de la vida moderna. Realmente es difícil vivir en una ciudad como la gran París.
Las cuentas, el trabajo, la comida, el agua, el gas, el apartamento. Todo es ridículamente difícil de sobrellevar cuando ya eres una condenada adulta de veintidós años tratando de vivir por su cuenta.
Más aun cuando tus padres ya no están a una llamada de distancia. Sino a una oración.
- Te extraño mamá –susurre abriendo los ojos como cada mañana, exactamente cinco minutos antes de que sonara el despertador
Yo y mi mejor amiga Alya nos mudamos a este polvoso lugar hace al menos tres años, cuando embargaron mi casa y la panadería de mis padres, dejándome básicamente en la calle y convirtiéndola a ella en mi única compañía.
Deje la universidad, me lancé al sobresaturado mundo laboral para jóvenes desesperados y las dos hacíamos lo posible por llamar a este sitio un hogar. Aunque el agua nunca saliera tibia, los vecinos fueran una pesadilla y la luz se cortara una vez a la semana.
- ¿Marinette, estas despierta?
- Si –mi amiga adopto la costumbre de llamar a mi puerta cada mañana desde hace un tiempo para asegurarse de que siempre llegara a tiempo al trabajo, y es que tenía una muy buena razón para eso
Temía que perdiera mi empleo porque si eso pasaba, ambas nos quedaríamos en la calle. Y el problema era que no echarían a dos personas de ahí, sino a tres.
- ¿Cómo te sientes hoy? –le pregunte acariciando su vientre de cuatro meses de embarazo
- Te juro que anoche lo sentí patear –me dijo convencida
- Alya no creo que este tan grande como para patear
- Leí en una revista que después del primer trimestre ya están formaditos Marinette. Luego solo necesitan crecer –ahí iba de nuevo con sus datos gestacionales– aunque... ¿era el primer trimestre o el segundo? Rayos lo olvide
Se puso a rebuscar ese dichoso artículo por todo el lugar, que por cierto estaba repleto de revistas de maternidad mientras yo movía mi aletargado trasero a la ducha. Eran las siete de la mañana y el día recién comenzaba así que solo quedaba echarle ganas.
- Hoy tengo turno largo –le avise dispuesta a correr porque la hora me pisaba los talones
- De verdad lamento no poder ayudarte con los gastos
- Alya, el doctor dijo reposo. Re-po-so, ¿entiendes lo que sucedería si no sigues sus instrucciones?
Cabizbaja se limitó a asentir y como cada mañana me vio partir. Seguramente compungida por todo este asunto pues hace cosa de un mes me despertó llorando de madrugada porque sentía dolor y había comenzado a sangrar. Lo cual eran claramente malas noticias.
Me asuste horrible. Pagamos un taxi (lujo que no nos damos jamás) y llegamos a las tres de la mañana al hospital rogando porque no fuera muy tarde, y afortunadamente aun había algo que hacer.
Al final, no sabemos cómo, ese pequeño lo logro. Era un luchador, igual que su madre.
Desde aquel día el médico le recomendó descansar y Alya se vio obligada a dejar el trabajo con el que me ayudaba a pagar la renta, convirtiéndome instantáneamente en la cabeza de una familia muy peculiar.
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Dos centavos por una canción. [Miraculous AU]
Fanfiction- ¿Sabes? -me pregunto Marinette evidentemente molesta- En tiempos de Copérnico se descubrió que el mundo gira alrededor del sol, no alrededor tuyo A pesar de que la habitación estaba a oscuras pude ver su contorneada silueta recostarse en la cama...