Capítulo 31.

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— Hola Nathan - su sonrisa arrogante no se hizo esperar.

— Hola Karla - la saludó animadamente.

— No te veía desde nuestro último encuentro - paso uno de sus dedos por el pecho de Nathan.

Algo no me gustaba "no te veía desde nuestro último encuentro" eso sonaba como si hubiera tenido sexo, paren todo se supone que la última vez qe se vieron fue en la boda. No quiero sacar conclusiones prematuras pero Nathan respondería a mis dudas más tarde. Me perdí tanto en mis pensamientos que no me dí cuenta de lo que pasaba a mi alrededor, Nathan y Karla estaban en una conversación animada ignorando por completo mi presencia. Si así lo quiere que así sea.

Comienzo a alejarme de ellos, a los pocos pasos me percató de que no notaron mi ausencia. Sigo mi camino hasta llegar a una mesa llena de bebidas.

— Tú eres la razón por la que estoy aquí - una voz masculina y sexy muy sexy llamo mi atención.
— Quiero decir, la razón por la que todos estamos aquí - una sonrisa se formo en su rostro pero era una sonrisa coqueta.

— Creo que sí - contesté un poco tímida.

— Soy Sebastián Peters - extendió su mano en mi dirección.

— Elizabeth Sáenz - le dí mi mano en forma de saludo pero él dejo un suave beso sobre mis nudillos.

Su acción me dejó atónita, en ese instante lo observé mejor. Era un hombre realmente atractivo, alto, musculoso, unos ojos verdes capaces de hipnotizar a cualquiera justo como lo hacía ahora, su cabello era castaño claro y sin duda algúna el esmoquin a la medida era una gran toqué.

— Aún usas tu nombre de soltera - caí en la realidad.

— Aún no me acostumbro al Evans - su voz era fuerte pero no dejaba de ser sexy.

— Deberías de hacerlo, si te presentas con alguién más y dice Sáenz y no Evans serás una mujer que no respeta a su marido, o al menos eso sería lo que pensarían todos. Obviamente yo no lo haría se que desearías ser soltera y no estar casada con un imbécil como lo es Nathan Evans - eso sin duda alguna me sorprendió.

— ¿No tienen una buena relación? - me atreví a preguntar, por alguna razón su presencia me ponía nerviosa.

— Digamos que todo era mejor hace dos años - la duda me consumía.

— ¿Pasó algo entre ustedes? - fijó su mirada en mí.

— Tu lindo esposo se acostó con mi ex prometida - su respuesta me dejó sin palabras.

— No lo sabía - fue la respuesta más estúpida que puede a ver dado.

— En realidad nadie, sólo Nathan, Alex, mi ex, yo y desde ahora tú - me señalo con la copa que llevaba en su mano.

No sabía que responder, su mirada era profunda no mostraba sentimientos. Mi nerviosismo aumentaba, las palabras no salían de mis labios y Sebastián lo notó.

— ¿Gustas algo de beber? - eso me tranquilizó un poco no, sabía porque su simple presencia me provocaba tanto nerviosismo.

— No gracias, todo aquí es alcohol - una risa escapó de sus labios.

— No bebes - una sonrisa más amigable apareció en su rostro.

— No - respondí un poco apenada.

— Samuel hizo un buen trabajo al elegirte - mi rostro cambio drásticamente por su parte volvió a reír.

— ¿Cómo lo sabes? - extendió su brazo hacía mí.

Casada Con El SexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora