Desperte con un horrible dolor de cabeza, sin duda alguna ir a esa fiesta fue la peor decisión que pude haber tenido. Intenté girarme pero un enorme y pesado brazo estaba sobre mí.
— No te muevas, estoy muy cómodo - Nathan se movió un poco encontrando un mejor espacio en la cama.
— Tengo que ir al baño - mi cuerpo ya funcionaba con normalidad.
— Yo también y no por eso me estoy moviendo, así que deja de moverte - su rostro estaba relajado sin ninguna preocupación.
— Está bien - sin poder hacer más me resigné.
— ¿Te sientes mejor? - abrió sólo uno de sus ojos para poder observarme.
— Sí, a excepción de que aún no voy al baño todo esta perfecto - levantó su brazo liberándome de su agarré.
— Ve pero sólo tienes un minuto así que apresúrate - esto era verdad.
— ¿Vas a medir mi tiempo en el baño? - una pequeña sonrisa apareció en su rostro.
— Sí y ya has perdido 20 segundos, así que vamos - me empujó un poco provocando mi caída al piso.
Rápidamente me levante del piso y me encontre con un Nathan riendo.
— ¿De qué te ríes? - arrojé una almohada a su cara.
— No es más que obvió, eso fue divertido - sin poder evitarlo me uní a su risa.
— No fue divertido - me lancé a la cama atacándolo con todas las almohadas posibles.
— Claro que lo fue - y ahí comenzó la guerra de almohadas.
Almohadas, cojines y todo lo que se pudiera lanzar volaba por la habitación.
— Pareces un niño pequeño - la camisa que Nathan tenía en sus manos aterrizó en mi cara.
— Claro que no, soy un hombre maduro - sin evitarlo reí.
— Por supuesto - mi risa fue callada debido a que Nathan se lanzó sobre mí.
— Sabes que lo soy - una sonrisa escapó de mis labios.
— Se que eres muy inmaduro - la cara de Nathan hizo una mueca un tanto graciosa.
— No lo soy - Nathan atacó mi punto débil.
Las cosquillas.
— Detente - pataleaba y gritaba pero el no se detenía.
— ¿Quieres que paré? - asentí.
— Tienes que decir que soy muy maduró e increíblemente guapo y por supuesto sexi - tenía una sonrisa triunfadora.— No lo haré - no pensaba hacerlo, en algún punto debía de parar.
— Claro que lo haras - aún no se detenía.
Justo cuando la respuesta estaba por salir de mi labios el teléfono de Nathan me interrumpió mejor dicho nos interrumpió. A caso siempre debían de interrumpir en todo.
— Ve al baño - Nathan se alejó para que pudiera levantarme.
Sinceramente no quería ir al baño, ni siquiera sabía porque lo había dicho pero la llamada de Nathan parecia importante así que sólo me fui.
No sabía que hacer así que sólo me duché y salí, encontrándome con una habitación completamente sola. Decidí vestirme y salir de la habitación.
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Casada Con El Sexo
Romance- ¿Qué te parece si apostamos algo? - ¿Qué tienes en mente? - Tú esposa - las alarmas dentro de mí se activaron. - Tranquilo no es sexo, ¿sientes algo por ella? - No. - ¿Y ella siente algo por ti? - No sólo tenemos sexo, ¿a qué viene todo ésto...