— ¡No, no lo es y si lo fuera no te preocupes al menos él no me dejo marcas! - giré y salí de la oficina los más rápido posible.
No sabía porque había dicho eso pero sinceramente no me sentía mal. Olvidé por completo que debía de ir a la escuela, ya era bastante tarde y no me dejarían pasar así que perdería el día entero de clases.
Nathan.
Las palabras de Elizabeth fueron muy claras, ella había tenido sexo con Sebastián.Tomé las llaves del auto y salí de la casa sabía perfectamente donde encontrar a ese imbécil. La irá se colaba por mis poros, había conseguido lo que quería. Puse en marcha el auto y conducí lo más rápido posible, no podía creer que habían tenido sexo no imaginaba a Elizabeth con alguien más. Me salte luces rojas, esquivé automóviles y cualquiera que se me atravesará.
Al llegar a sus empresas baje del auto y subí al elevador, sentía que reventaba del enojo. En cualquier momento explotaría y Sebastián lo pagaría, baje en el piso indicado y camine a su oficina conocía a la perfección el camino.
— Señor lo siento no puede pasar - su secretaría intentaba detenerme pero nada me detendría.
— Eres un maldito imbécil - abrí la puerta con demasiada fuerza.
— ¿Qué quieres? - observaba unos papeles en sus manos.
— Quiero que te alejes de Elizabeth, quiero que la dejes tranquila, no te quiero volver a ver cercas de ella - recargue las palmas de mis manos en su escritorio.
— No quiero, no me voy a alejar de ella- bajo los papeles para poder observarme.
— ¡No te estoy preguntando si quieres!, entiéndelo es una mujer casada - una sonrisa sin gracia apareció en su rostro.
— ¿Para qué quieres que me alejé de ella?, para que sólo tú la puedas engañar, para tenerla en esa casa como si fuera un objeto más. Vamos Nathan ambos sabemos que sólo la quieres para tener sexo, pero no te imaginás la mujer tan maravillosa que estas perdiendo. Quieres que sea tu muñeca permanente a la que puedas usar cada vez que te plazca y créeme no te lo voy a permitir, no voy a permiter que jueges con ella como lo has hecho con muchas antes - sus palabras aumentaban mi enojo.
— No quiero que sea mi muñeca - intentaba defenderme pero me interrumpió.
— Es lo que quieres, quieres aparentar ser un matrimonio perfecto que jamás tiene problemas, quieres que Elizabeth sea una mujer de sociedad cuando ella odia cada envento al que va ni siquiera te preocupaste por su cumpleaños ella no quería esa fiesta y tú la manipulaste para que aceptara - él sabía todo eso.
— Durante todo su matrimo la has manipulado como si no tuviera sentimientos, la has engañado y has jugado con ella - las palabras no salían de mis labios.— Eso es una completa mentira - una risa sin gracias escapo de él.
— Tenía la misma mirada de todas las chicas a las que has engañado antes, ¿recuerdas cuando ellas me buscaban para que te hiciera recapacitar? - asentí.
— Pues Elizabeth tenía justo la misma mirada, la misma que todas a las que engañaste - repetía esas palabras intentando hacerme sentir culpable y lo estaba logrado.— ¿Y aprovechaste la oportunidad para meterte con ella?, no podias desaprovecharlo - una risa volvió a salir de él.
— No sé que fue lo que te dijo pero sin duda algúna ha sido la mejor noche de mi vida - tire un golpe con toda la intención de golpearlo pero él fue mas rápido y lo evadió.
— No te acerques a ella, no la vuelvas a buscar o te juro que no va a terminar bien - por tercera vez reía, odiaba su risa.
— Tú no eres nadie para prohibirme nada, y si crees que me intimidas te equivocas Nathan - comenzaba a desesperarme.
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Casada Con El Sexo
Romance- ¿Qué te parece si apostamos algo? - ¿Qué tienes en mente? - Tú esposa - las alarmas dentro de mí se activaron. - Tranquilo no es sexo, ¿sientes algo por ella? - No. - ¿Y ella siente algo por ti? - No sólo tenemos sexo, ¿a qué viene todo ésto...