— Estaba embarazada, ibamos a tener un hijo - una lágrima resbaló por mi mejilla.
— Amigo yo no se que decir - se sentó justo a un lado de mí.
— Alcancé a escuchar sus latidos, no te imaginas la felicidad que me inundó sólo con el sonido de su corazón - una sonrisa triste se dibujo en mi rostro.
— No sabía que estaba ahí pero cuando lo escuché fue perfecto, sus latios era fuertes y de un momento a otro pararon - las lágrimas salían sincerar.— Era tu sueño, terminar todo lo que siempre quisiste y después tener un bebé entre tus brazos, era el sueño que compartíamos con Sebastián - asentí levemente.
— Mi sueño ya no está - me sentía destruido.
— Vamos hermano ella es muy jóven y fuerte. En un futuro tendrán hijos, no te derrumbes ahora ella te necesita - Alex tenía razón.
— Debo de ir con ella - me levante del piso.
Alex sólo asintió y salí de ahí, no me sentía bien pero Elizabeth estaría peor que yo y me necesitaría. Subí al elevador y presione el piso en el que se encontraba. Al llegar salí del elevador y me dirigí hasta la habitación, iba a entrar pero fui interrumpido.
— Lo siento doctor, no puede pasar aún no terminan el procedimiento - iba a reprochar pero sólo asentí.
De nuevo me sente en el piso con mis manos cubriendo mi rostro, miles de posibles momentos con un hijo pasaban por mi mente. Elizabeth no tenía la edad para llevar un bebé en su vientre, pero aún así sabía que ambos hubiéramos sido muy felices.
— Doctor Evans - Munguía estaba frente a mí.
— Sí - me levante de inmediato.
— Su esposa no puede volver a embarazarse en al menos un año, debido al procedimiento que realizamos y lo complicado que sería para el bebé. Ella me comentó que no tenía un método anticonceptivo, sólo usaban condones. Le prescribi el mejor método para ella... - iba a continuar pero lo interrumpí.
— Elizabeth despertó - asintió.
— Ella despertó antes de que comenzáramos, como le decía ella ya sabe como es que es se utiliza su método. Le haré algunas citas después de su alta para llevar el control - asentí.
— Es todo por mi parte, me retiró - estrechamos nuestras manos.— Gracias - había hecho mucho por nosotros.
— Por nada, me retiró - y con eso se fue.
Elizabeth.
Hace unos segundos había un bebé dentro de mí y ahora no hay nada, todo está vacío. Alguien tomó mi mano y comenzó a hacer pequeñas carícias sobre ella.— ¿Cómo te sientes? - conocía a la perfección esa voz.
— Yo lo maté, si lo hubiera sabido no hubiera mentido. Ahora deberíamos de estar felices porque seríamos padres - sus caricias se dirigieron a mi mejilla.
— Fue mi culpa, yo debí protegerte y no lo hice - las lágrimas comenzaron a salir de mí.
— No fue tu culpa, fue de ese maldito imbécil - la mano de Nathan se convirtió en un puño.
— Me voy a encargar de que nunca vuelva a ver el sol, te lo juro - giré mi rostro y lo vi.
Su cabello estaba despeinado, sus ojos estaba rojos como si hubiera llorado. Sin poder evitarlo me lancé a sus brazos, necesitaba su calor. Sus brazos me envolvieron en un fuerte abrazo, ahora me sentía segura en ellos sabía que estando a su lado todo estaría bien.
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Casada Con El Sexo
Romance- ¿Qué te parece si apostamos algo? - ¿Qué tienes en mente? - Tú esposa - las alarmas dentro de mí se activaron. - Tranquilo no es sexo, ¿sientes algo por ella? - No. - ¿Y ella siente algo por ti? - No sólo tenemos sexo, ¿a qué viene todo ésto...