Capítulo 40.

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Elizabeth.
— Porque es más fácil de quitar - desapareció la poca distancia que existía entre nosotros.

No sabía que responder así que sólo me deje llevar, de nuevo comenzó a besar mi cuello. Una de sus manos fue directo a uno de los tirantes del vestido, lo quitó lentamente. Millones de sensaciones recorrían mi cuerpo, extrañaba tanto esta sensación.

Nathan elevó mi cuerpo dejándolo sobre un pequeño mueble, mis manos recorrían su pecho y sus brazos.

— Ven - me ayudo a bajarme.

Sus pasos me dirigían a la habitación, eleve mi vista y me encontre con lo que jamás creí encontrarme en este momento y en ningún otro.

— Nathan - pare mis pasos.

— ¿Si? - giro para observarme.

— Tienes una marca en la espalda - mi voz mostro un poco de decepción.

Nathan se dirigió hacia el espejo, en todo momento lo observe, sabía que nuestra relación no era buena pero nunca creí que me engañaría. Nathan observaba su espalda hasta llegar al punto indicado.

— Puedo explicarlo - me sentía tan decepcionada.

— Sólo quiero saber el porque - una vez más me traicionaron.

Nathan.
La decepcioné lo podía ver en su rostro, sabía que no nos amábamos pero su rostro mostraba sus emociones.

Sinceramente no sabía que responder ella esperaba una respuesta y yo no podía dársela.

— No lo sé - bajo su mirada.

Me sentía tan mal, en ningún momento creí que esto fuera a pasar. Verla triste me dolió.

Sin decir algo más tomó una bata y con intenciones de irse salió del armario.

— ¿A dónde vas? - paro sus pasos pero no giro me daba la espalda.

— A el lugar más lejano de ti - termino de salir.

Soy un imbécil.

Elizabeth.
Quería largarme de esta casa y para mi maldita suerte no podía, nunca creí que me fuera a doler tanto un engaño de Nathan. Ver esa marca trajó recuerdos a mi mente, quería borrarlos de mi mente y alejarlos para siempre.

¿Porqué siempre me engañan?. Era la pregunta que no salía de mi cabeza. Me sentía tan estúpida, siempre que confío en alguien me engañan.

Ni sabía a donde ir así que sólo fui a la habitación pequeña donde alguna vez dormí, me recosté en ella y caí en yn profundo sueño.

...

No quería despertar pero podía escuchar un gran alboroto en el primer piso, acomodé la bata en mi cuerpo y salí de la habitación en el transcurso peiné mi cabello con mis dedos, justo en ese momento pase por un espejo. Creo que después de tanto maquillaje y fijador sirvió bastante, el maquillaje estaba intacto, cosa que agradecía bastante.

Baje las escaleras y todo el personal estaba ahí justo frente a Nathan.

— Señor - Estela me señaló, Nathan giro.

— ¡¿Dónde estabas?! - me grito frente a todos.

— Durmiendo - después de lo sucedido anoche no quiero hablar con él pero sabía que debía responder.

— Te buscamos por toda la casa y no estabas en ningún lugar - intentaba calmarse.

— Estaba en la habitación del segundo piso, para la próxima busca mejor - sin decir más regrese a la habitación y me tire en la cama.

Casada Con El SexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora