Capítulo 38.

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1 Mes Después.

En este mes habían pasado muchas cosas, había regresado a la escuela las tareas, proyectos y trabajos escolares me perseguían.
También había convivido más con Ian, prácticamente era con la única persona con la que podía hablar él era mi único amigo ya que mis antiguos amigos estaban igual de ocupados que yo.
Nathan estaba muy poco en la casa, sus visitas eran por ropa limpia y algunas veces dormía aquí sinceramente era muy extraño verlo aquí.
Durante este tiempo estuve planeando la anhelada fiesta de Graciela, esta vez yo estuve a cargo de todo. Sin duda algúna había sido una tarea difícil, ella sólo decía que tenía que acostumbrarme a este tipo de eventos.

— ¿En qué piensas? - Ian tomo asiento a un lado de mí.

— En la tarea - realmente mentía pero después de todas las mentiras que he dicho desde el día en que me comprometí con Nathan, esto era algo normal para mí.

— Dejá de pensar en eso, la señora Graciela esta aquí y me envió por ti - necesitaba un poco de espacio sin tener que planear una fiesta.

— Ya voy - me levante y entre a la casa.

— Elizabeth cariño, ¿cómo estás? - dió un beso en mi mejilla.

— Bien gracias - estaba muriendo debajo de mil pendientes por hacer.

— Me alegro, lamento si te interrumpo pero la fiesta es mañana y la diseñadora me llamó para decirme que tu vestido esta listo, además debes de comprar un regalo para Nathan, él ya está enterado - un regalo.

— No se que puedo comprar - no conocía los gustos de Nathan.

— Llevá a Pablo, él sabe perfectamente todos los gustos de Nathan - era cierto.

— Bien - sería la mejor opción.

— Nos vemos mañana - se despidió y salió de la casa.

— ¿A qué vino la señora? - salté ligeramente.

— No vuelvas a hacer eso - tomé un cojín y lo lancé a su rosto.

— Lo siento - una risa escapó de nuestros labios.

— Vino a decirme que el vestido esta listo y que debo de comprar un regalo para Nathan - no quería ir pero debía de hacerlo.

— Eso no suena divertido - no lo era.

— Lo sé por eso te llevaré conmigo - una sonrisa malvada apareció en mi rostro.

— No claro que no, yo sólo te llevaré y tú me llamarás cuando quieras que regresé por ti - odiaba acompañarme.

— Por favor vamos, te juro que será muy rápido - junte mis manos en forma de suplica.

— Los dos sabemos que eso es mentira - tenía razón.

— Sí pero tengo tarea así que debo de regresar muy rápido - su rostro demostraba duda.

Un mes no era suficiente tiempo para conocer a una persona pero es posible si pasas mucho tiempo con ella, eso fue lo que sucedió con Ian. En un mes conocí a la perfección todo sobre él o al menos lo indispensable.

— Está bien pero vamos ya o nunca vas a terminar con tus tareas - tomó mi brazo para salir de la casa.

— Antes debo de ir por Pablo - detuvo sus pasos.

— ¿Porqué? - por que yo no conocía absolutamente nada de Nathan.

— Por que necesito su ayuda - no dije una mentira, realmente si necesitaba su ayuda.

Casada Con El SexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora