|Capítulo 16°|

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Debí de estar loca al hacer eso. ¿Cómo se me ocurre hacer esta tontería? ¿Por qué tome hasta ser una borracha con boca suelta?

- Quiero morir. - hundo mi cabeza en la almohada, mi puerta se abre y levanto la cabeza para mirar quien es.

- Te ves horrible.

- Gracias,  Rubén. Por hacerme sentir peor de lo que ya estoy. - ríe. Me vuelvo a hundir en la almohada, escuchó la puerta cerrarse y después como se hunde mi cama a lado de mi.

- ¿Estás bien? No te ves bien, pero debo de preguntar por si necesitas algo.

- Nunca me he sentido mejor. - digo en tono sarcástico. Lo volteo a ver y esta sonriendo de lado. - ¿Hice algo estúpido no?

- ¿A que te refieres con estúpido? Como por ejemplo, ¿decirle a tu hermano que su novia no novia es una perra y que él es un mal hermano? Si es estúpido. - abro los ojos. ¿Le dije mal hermano? Maldición.

¿Por qué diablos dije eso?

- Estas bromeando, ¿verdad? No le dije eso, dime que no le dije eso.

- Lo dijiste, fue cuando te acomodabamos en la cama. Lo tomaste y le dijiste: Eres un mal hermano. Y caiste rendida.

- Eso puedo decirlo que no se lo tomo en serio ¿cierto? Solo a mi se me ocurre ser una estúpida borracha. ¿Por qué dejaste que tomara como si fuese agua? 

- No pensé que te fueses a poner así. - ríe.

Estoy echa un desastre, hice un desastre y ahora no sé como afrontar las cosas. Sí no se me hubiese salido esa maldita frase ahorita no quisiera salir corriendo sin que Ramiro me viera.

Soy invisible.

Seré invisible.

Ni siquiera notarán que estoy en la casa.

- Tú me vas a ayudar. - digo saliendo de mis pensamientos.

- ¿De qué hablas?

- Vas a hacer que sea invisible por un día o dos, hasta una semana completa si es posible. - me mira confundido.

- ¿De estas hablando por dos?

- Lo que escuchaste, me ayudarás a desaparecer una semana completa. O hasta toda mi vida si es posible.

- No puedes desaparecer de nada, Nath. Ramiro lo sabrá.

- No si nadie le dice y tú no le vas a decir.

- Das miedo.

- Yas baby. - sonrió.

¤¤¤¤

- Estas loca. No vamos a poder hacer eso, Nathalia. - estamos justo detrás de la casa. Ramiro esta en el balcón que esta justo arriba de nosotros.

- Claro que si vamos a poder, no hables tan alto. Te va a escuchar.

- ¿Cómo planeas saltar esa barda? Esta más alta que tú. - ruedo los ojos. - No hagas eso.

- Solo deja que se vaya, Ramiro. Debemos de ir por municiones si quiero esta ausente una semana.

- Sigo diciendo que esto es una locura. - le hago una señal de silencio. Y escucho a Ramiro caminar arrastrando los pies. Costumbre.

Escucho su puerta abrirse y cerrar y después lo escuchó empezando a bajar las escaleras. Es nuestro momento de acción.

Tomo de la mano a Rubén y lo hago correr hacia la gran barda que da a la calle. Y si, es más grande que yo. Y no sé como saltarla pero algo se me debe de ocurrir. Veo unos grandes botes que no sé que hagan aquí.

- Trae eso, - le señaló a Rubén los grandes botes - vamos trae uno.

- Esto es una locura. ¿Por qué no solo nos vamos por la puerta principal?

- Por que... por que eso seria realmente aburrido. Ahora deja de quejarte y toma esos botes.

Hace lo que le digo y lleva uno de ellos hacia donde estoy todavía alegando el hecho de escapar por una barda y que podíamos hacerlo fácilmente por la puerta principal. Pero el problema es que Ramiro esta en la cocina, y debemos de pasar por ahí. Y no debemos. Así que mejor solución,  ¡Una barda!

Me subo al bote con la ayuda de Rubén y luego sube él, estamos los dos arriba del bote.

- Baja.

- ¿Qué? Pero... acabas de decir que suba.

- No me refiero a que bajes del bote, si no que bajes y date la vuelta.

- Estas loca. - me dice negando con la cabeza. - No haré eso, ¿y si nos matamos?

- No vas a morir. Solo puedes caer y golpearte, pero no morir. - frunce el ceño.

- No lo haré.

- Y no lo hará. - Rubén brinca y hace que los dos caigamos desde el bote al pasto.

Estoy arriba de él con mi cabeza en su pecho y mis manos a los lados. Arden.

- ¿Qué diablos están haciendo? - dice la voz a lado de nosotros. Pego mi cabeza al pecho de él. Todo sale mal.

- Estamos observando si hay hormigas en el pasto. Oh ¡mira! No hay. - me levantó, levanto a Rafa y lo tomo de la mano. - Y como no hay, ¡nos vamos! - lo arrastró de ahí hacia la puerta principal.

Realmente nunca había hecho tanto ejercicio en mi vida.

- Nathalia, espera.

- ¿Qué Rafael?

- Estas sangrando.

- ¿Qué? No es cierto. ¿De dónde?

- De las manos, Nathalia. Estas sangrando. - miro mis manos y están llenas de sangre. La mano con la que sostenía a Rafael esta llena de sangre y la suya esta igual.

- No saldrás así. - Ramiro esta detrás de Rafael.

- Ramiro...

- Basta, Nathalia. Rafael, vez a despertar a Sebastián. - esté asiente y sale de ahí.

- En serio, mis manos están bien. - digo.

- Ni tanto, sientate iré por el cosas.

- Vamos, Ramiro. No es para tanto solo iré a limpiarme con agua. - digo caminando al baño.

- Detente, no. Iré por las cosas, deja de ser terca.

- No soy terca.

- Lo eres, y deja de actuar así. No entiendo el punto Nathalia. Somos hermanos.

- Y ¿crees que no lo sé? He lidiado con eso. Deja de pretender que te importa esto. - enseño mis manos - Deja de pensar un poquito en lo que papá y mamá dirán. Y si estas así por lo que dije en la noche. Lo siento. Siento herir tú orgullo.

Sebastián se acerca a mi y me limpia una lágrima. Estoy llorando. Genial.

- Calmate, esto no arreglara nada.

- ¿Y hay algo que arreglar? - preguntó. Se encoge de hombros. Me abraza y me dice que todo estará bien.

Rafael se acerca y le dice algo a Ramiro y este sube las escaleras. No sé que esta pasando conmigo pero definitivamente he sido muy dura con él.

- ¿Estas bien, Nath? - Rubén toma mi brazo y me lleva al sofá. Asiento y él me sonríe con dulzura. Es un buen niño.

Me hace extender mi mano y saca las cosas para curarme. Me arden las manos y es difícil no hace ningún ruido o expresión.

Sé que debo de estar mal al tratar a Ramiro así. Solo no supe como reaccionar. Nunca sé como hacerlo. Mi maldito impulso y irracionalidad siempre actúan sin que me de cuenta. Es como un caparazón que me he formado. Y tal vez pueda ser difícil romperlo. 

Un amor de verdad. (2 Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora