|Capítulo 61°: PENÚLTIMO CAPÍTULO|

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Cena de Navidad:

Los brazos de Tim son mi lugar favorito, está noche decidimos ir a la casa de mis padres para celebrar Navidad. Incluso compramos regalos.

Mamá se alegró mucho en verme, diciendo que estoy más delgada de lo que me recuerda en vacaciones.
Papá me dio un abrazo y beso enorme haciéndome sentir como una niña de nuevo.

Rubén se sienta a lado mío.

- Deja respirar al pobre hombre. - Rió, me separo un poco de Tim.

- No porque estés amargado está noche sin tú novia, quiere decir que yo deba de estarlo. - Ríe.

- Primera, no estoy amargado. Segunda, ¿cómo sabes qué no vendrá? - Le guiño un ojo.

- Tengo mis contactos, incluso si no llegabas a decirme que tenía novia yo sola me iba a enterar. - Sonreímos. - ¿Cómo te ha ido con ella? Lenay es una niña muy dulce.

- Lo es, pasara está noche con su familia. - Asiente. - Quizá vaya con ella en unas horas.

- Vaya, ahora tendrás que estar en dos lugares diferentes.

- No hay tanta diferencia entre tú y yo. - Sonríe señalando a Tim. - Tienes que ir con su familia.

- Si, pero no hoy. - Sonrío, dejando mi mano en la pierna de Tim. Voltea dándome una sonrisa y un beso en la frente.

Me siento feliz, enamorada y con muchos sentimientos que me hacen querer estar acurrucada con él.  Rubén rueda los ojos ante la acción de Tim, levantándose del lugar y yéndose a donde se encuentra su hermano con mi hermano y Eli.

- ¿Ellos de verdad terminaron juntos? - La voz de Tim ensordece mi entorno.

- Era más que obvio. - Lo miro. - Eli ha estado ahí con Sebastián todo el tiempo, y Elizabeth igual. - Aseguro. - El que puede llegar a preocuparme es Andrés, ha estado todo el tiempo mirando hacia afuera. - Miramos su semblante, es serio y tiende a mirar al cielo cada vez que cambia de canción o a la mitad de ella como si estuviera perdido.

- ¿Crees qué deberíamos decirle a alguien? - Pregunta.

- Yo me encargo. - Susurro levantando me.

Me acerco hasta llegar frente a él, parece no notarme, muevo mi mano en sus ojos llamando su atención. Me sonríe sin que le brillen los ojos, le revuelvo el cabello.

- ¿Qué sucede, humano? - Cuestiono acomodando mi vestido.

- ¿Qué sucede de que? - Entre cierro los ojos, no quería esa respuesta. Ríe, niega con la cabeza. - No es nada, Nath.

- ¿Seguro? He estado mirándote la mitad del día cabizbajo y con ese semblante de querer irte a encerrar y no salir de ahí hasta la siguiente navidad. - Sonríe.

- A lo mejor si salgo hasta la siguiente navidad. - Le doy un empujón. - Mentira, estoy bromeando. - Ríe. - Sólo tengo muchas cosas en mente que me hacen sentir excluido.

- ¿Excluido de qué? - Se encoge de hombros. - En está familia nunca estas excluido, ¿quién te hizo sentir de esa manera?

- Nadie, yo solo. - Me mira, no hay ningún tipo de emoción en sus ojos. Incluso sus facciones están neutras mientras me habla. - Las cosas aquí han sido diferentes desde que ustedes se fueron. Nuestros padres están poniendo más presión sobre nosotros al saber que están haciendo una carrera universitaria. Yo ni siquiera sé que quiero hacer de mi vida.

Pienso en lo que ha dicho, ¿realmente les estamos dando más trabajo de lo qué merecen? Tomo su mano entre la mía, le sonrío con nostalgia.

- Te diré una cosa, Andrés. Los papás siempre serán de esa manera, sin embargo, esta en ti el creerles y hacer lo que te piden o el decir que no quieres eso en tú vida y que lo harás a tú manera. - Me acerco más a él. - Y te aconsejo la segunda opción, es mucho mejor dejarte guiar por tus instintos a que alguien más te diga que debas de hacer con tu vida. No dejes que nadie te limite, ni tu propia familia, eso es algo que debes saber.

Un amor de verdad. (2 Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora