|Capítulo 46°: "No juegues"|

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Regresamos a casa.

Los chicos entran conmigo a la sala de estar donde todos siguen en el mismo lugar cuando salí de esta casa. Rubén cruza nuestras miradas.

- ¿Ya están aquí? - escucho al tío Max preguntar. Me acerco hacia mamá.

- Mamá... traemos a un viejo amigo. - susurro, para que sólo ella deba escuchar.

Volteo hacia Ramiro y asiento. Sale y vuele a entrar con Martin a su lado. Todos se quedan en silencio en cuanto lo miran pasar. Se acerca hasta donde estoy con mamá y se inclina para quedar a su altura.

- Hola, _____. - mamá deja de mirar el suelo, levanta su mirada y lo ve. Se le queda mirando.

- ¿Martin? - pregunta y son las primeras palabras coherentes que la escucho decir.

- Sí, soy yo. ¿Cómo haz estado?

- Tú, la ayudaste...

- No, no lo hice, no está vez. - contesta sin vacilaciones. Le toma la mano y siento a alguien caminar, me levanto y detengo a la persona.

- No. - miro al tío Tom, lo alejo un poco.

- Pero... - lo vuelvo a mirar, no dice nada más y se aleja. 

Mamá sigue hablando con Martin de algunas cosas que realmente no entiendo del todo. Pero se ve mas cuerda, tiene más brillo en sus ojos y no esta diciendo palabras incoherentes, se le nota normal de poco a poco.

- ¿Por qué regreso?

- No lo sé, pero te prometo que no te hará daño. No está vez. - escucho que le dice. No, no es una mala persona, nunca lo fue.

La dejo con él sabiendo que nada malo sucederá. Tengo hambre y hasta en está situación pienso en comida.
Voy hacia la cocina a conseguir algo de comida, Rubén entra detrás de mi, no le doy tanta importancia y sigo fisgoneando en el refrigerador.

Caliento varía comida, y me sirvo. Me siento en uno de los bancos y comienzo a comer. Él toma otro frente a mi.

Sólo esta observando me.

- ¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? - preguntó.

- No.

- Entonces deja de mirarme de esa manera. - doy una mordida a mi comida. Sigue sin moverse, sólo está mirándome comer. - Es en serio, deja de hacerlo.

- ¿Cómo lo trajiste y quién es? - pregunta.

- En la camioneta, un viejo amigo de mamá. - contesto ambas sin darle tanta importancia.

Sé queda callado, me da una mirada todavía sin entender las cosas. No es como si debiera decirle todos los problemas que tengo justo ahora en mi mente, pero estoy más tranquila.

Tranquila sabiendo que mamá esta de esta manera por algo razonable, me causaba conflicto el no saber en sí que era lo que estaba sucediendo y por qué tenia que ponerse de esa manera de unas horas.

- ¿Han sabido algo de mi papá? - pregunto, para matar el ambiente que se estaba formando.

- Papá le marcó, le dijo que estaba en la estación de policía. Y que en una hora vendría. - asiento, al menos sé que está bien.

Termino y dejo las cosas en el fregadero. No quiero limpiarlos justo ahora. Camino hacia la salida, Rubén detiene mi andar y volteo a mirarlo.

- ¿Qué sucede?

- ¿Estás bien? - suspiro.

- No del todo, pero debería estarlo. Ya sé todo y como dijiste; vamos a superarlo juntos. Lo haremos, y son fuerte. - sonríe un poco. - No me siento como en la mañana, no tengo esa mentalidad de niña de 5 años, sé qué algunas cosas no están en mi alcance y aunque lo estuviera es difícil entenderlas. Me enteré de muchas cosas, hice muchas que me arrepiento pero no por eso dejaré que me de un bajón como a mamá. Me siento bien, confundida, pero estoy tranquila al saber que papá está bien. Que mamá está hablando coherentemente y qué por lo menos esta funcionando el hecho de que alguien de su pasado viniera a verla.

Un amor de verdad. (2 Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora