| Capítulo 50°; ¨Está demente¨|

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Odio esté olor, odio que esto suceda, odio, simplemente odio. 

Mi odio se acumula cada vez más y aunque sienta que debe haber una luz al final de esta oscuridad lo veo más lejano. 

- ¿Estarán bien? - pregunta Nare. 

- Estan bien. - dice Jay. 

- Son fuertes. - menciona Max. - Me deben dinero. - todavía saca su humor en estos momentos. 

- ¿Te deben qué...? - pregunta Siva. 

- Creo que eso no debí decirlo. - contesta. - Ellos hicieron una fiesta mientras no estabamos. - es lo único que dice. 

No sé como sentirme justo ahora, si enojada con ellos o con él por dejarlos hacer una fiesta, aunque no quisiera excusarme, los dejamos solos. 

- Estoy cansado de estar sentado en esta silla. - dice Jay removiendose, sale sangre de sus muñecas y aunque se diera cuenta, él solo quiere salir de ese lugar al igual que todos. 

- Tenemos que salir de aquí. - digo. - No nos podemos quedar aquí hasta ver que quieren hacer con nosotros. 

- Ella tiene razón, debemos de salir de aquí. - apoya Lupita. Y eso es lo único que necesitamos para empezar a trabajar juntos en un plan. Mentes unidas nadie podrá detenerlas, somos muchos y podríamos con ellos. 

Escuchamos un golpe en la puerta y vemos al mismo hombre entrar.

- Veo que están muy activos. - dice con esa horrible sonrisa, no quiero ver esa sonrisa de nuevo, ni tampoco quiero ver estar cuatro paredes, ni estar amarrada en esta silla.

- Que horrible sujeto. - Lupita se aclara la garganta. - ¿No tiene otra cosa qué hacer?

- Mi trabajo es estar aquí, y traer a sus hijos ante ustedes. - hago una mueca, no quiero que ellos estén en este lugar, no me gustaría.

- Eso es absolutamente inaceptable. - Jay lo mira con rabia. - ¿Tiene hijos? - ¿quién haría ese tipo de preguntas en este momento? ¿en qué piensa Jay?

- Aquí, yo hago las preguntas. - egolatra.

Nos da una mirada a todos.

- Imbécil. - admito que es verdad.

- Error. - lo mira y frunce el ceño. - Nunca debes de creerte el valiente, señor George. - hace una seña y un hombre alto aparece atrás de Max.

- ¡No! - comienza a gritar Gabriela. - ¡Dejenlo! - comienzan a desatar a Max y a tomarlo a la fuerza.

- ¿Quieres seguir luchando? - le pregunta.

- Sigo creyendo que eres un imbécil. Una marioneta de alguien.

- ¡Max, detente! - gritó. - ¡Callate!

- ¿Crees eso? - vuelve a preguntar.

- Lo pienso. Lo creo. Lo apruebo.

- ¡Ya basta, Max! - le grita Siva. Él hombre detrás de él comienza a apretar más sus muñecas, Max hace una mueca.

- ¿Muy rudo? - se acerca a él.

- ¿Tu te crees rudo? - contraataca.

- Max... - susurra Lupita. Todos de nosotros hemos hablado para evitar que siga hablando y ataque a ese hombre. - Por favor basta, ¡sueltenlo!

- Llevenselo. - ordena.

- ¡NO! ¡MAX! ¡NI SE LO LLEVEN! - Gabriela comienza a llorar y a moverse en la silla.

Un amor de verdad. (2 Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora