|Capítulo 54°|

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Se escucha un golpe contra la pared mientras personas ingresan a la habitación.

Veo a alguien acercarse a mi, sin saber que se tratará de ella de nuevo. Me toma del cabello y me arrastra, pataleo, mientras escucho como mi madre grita.

Me tira al suelo, mi cabeza cae al frío suelo, siento una punzada. Durante mi vida nunca había sentido un dolor como ese, toma mi barbilla entre sus dedos, son fríos, me aprieta y me hace mirarla. Siento mis ojos aguados, mi mirada desenfoca su silueta. 

- Ojalá nunca lo hubieras hecho. - Y ojalá ella nunca hubiera aparecido de nuevo. Estoy tirada en un suelo sucio, con mis manos extendidas mientras mi cabeza es levanta por las manos de ella. 

- ¡Aléjese de ella! - La voz de un hombre resuena, me supongo que fue la policía la que entro. Me sigo sintiendo aturdida. 

- ¿Por qué oficial? Si nos estamos divirtiendo mucho. - Mi respiración es cada vez más pesada, cierro mis ojos y los abro para poder enfocar. - ¿Verdad?  

- No, eres un monstruo. - Ramiro tiene una voz gruesa pero con ella parece oscurecer más, como si ella sacara lo peor de él. Deja caer mi cabeza al firmamento de nuevo, y siento de nuevo la punzada.  

Estoy mareando me, comienzo a ver con más dificultad, no es posible que este sucediendo me esto a mi. ¿Por qué? De todos, solo yo, pude gustarle.  

Siento todas las luces sobre mi, hay un leve pitido en mis oídos. Mi cerebro ya no conecta nada, no sé que sonó, no sé que son esas luces. Mis ojos están cerrándose, mientras sigo viendo borroso, lo único claro que veo es ver caer el cuerpo de alguien a mi lado. Una mano que cae en la mía, a lo lejos mi nombre, gritos y llantos. 

Un segundo pitido se hace presente en mis oídos, y siento caliente una parte de mi estómago. 

Lo último que mis recuerdos pueden albergar, hasta cerrarse mis ojos. 

***

3 meses después... 


Es blanco, todo está demasiado blanco. Miro mi cuerpo con ropa blanca caminando hacia una especie de habitación. Me entra el nervio cuando la puerta se cierra y se caen las paredes, es cristal. 

Hay cristal a mi alrededor, me hace sentirme en las nubes, en el cielo. Mi cabeza duele, pero siento serenidad, me siento tranquila. 

- ¿Nathalia? - Una voz femenina suena atrás de mi, donde se suponía había una puerta. 

- ¿Si? - Llamo, una sonrisa se dibuja en su rostro, no me da mala espina, me hace sentirme protegida. No la conozco, pero se me hace tan familiar. 

- Hola. - Se acerca a mi. - Puede que no sepas quien soy, deje ese mundo hace mucho. 

- ¿Ese mundo? - ¿A qué se refiere con ese mundo? ¿Mi mundo? 

- Estas confundida, ya veo. - Me toma la mano, dejo de que dirija hacia algún lugar. Salimos de la habitación y caminamos más lejos, hay una casa en medio de la nada, una que me hace sentirme cómoda, el sentimiento me invade, sintiendo ganas de llorar. - No llores, mi niña. 

- ¿Qué es este lugar? - Pregunto entre lágrimas. - ¿Por qué me siento así? - La única respuesta que obtengo de ella es una sonrisa. Una cálida, una que me hace saber que aquí nada me pasara. Pero ¿dónde está mi familia? 


*** 

RAMIRO: 


Un amor de verdad. (2 Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora