|Capítulo 33°|

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Y sí.

Terminó siendo peor de lo que imaginé.

Flashback:

- ¿Sabes lo estúpida que me hace sentir esto?

- Tu diste la idea de jugar...- tu y tu bocota Nathalia. Solo a ti se te ocurre.

- ¡Hey! Creí que sería buena idea, no pensé que tu me obligarías a marcarle a ese bastardo...

- No lo hagas... solo, - hipea, siento como si me fuera para un lado. Siento que todo da muchas vueltas- maldice. - niego con mi cabeza efusivamente.

- No le marcaré... seré una estúpida. 

- Yo le marco a Sebastián si tu lo haces, solo hazlo...- pienso lo que dice.- Ay, ¡Nathalia piensas mucho las cosas! - toma mi teléfono, le mueve a algunas cosas y escucho el timbre de llamada.

- No lo hiciste.

- Oh, si lo hice.

- ¡Voy a matarte Elizabeth! - gritó. Me aviento hacia ella y trato de quitarle el teléfono. -¡Maldición, Elizabeth!

- ¿Bueno? - dejamos de movernos y escuchamos esa voz saliendo del altavoz. Nos miramos entre sí, siento un nudo en la garganta. Ni el alcohol que estamos tomando había echo en mi. - ¿Bueno? - vuelve a repetir la misma voz masculina.

- Lo siento número equivocado, ¡adiós!

- ¡Espera! ¿Nathalia? - Eli me da un codazo y niego con mi cabeza.

- Eh... no. Lo siento, se confunde de persona, que descanse. - le arrebato mi teléfono de las manos y cuelgo la llamada. - ¡Vas a morir, Eli! - ríe y sale corriendo. Corro detrás de ella.

- Hubieses visto tu cara ¡fue una obra de arte! - ríe más fuerte.

- ¡Maldita! ¡De seguro va a pensar cosas que no son!

****

Y así fue como mi vida social, probablemente vaya en picada.

Levantó un poco mi cuerpo para ver donde se encuentra Eli. Veo su pie en una parte del sofá, sigo su pierna y esta tirada en el piso, despeinada, y con mascara de pesteñas en toda su cara.

Estuvo buena la llorada anoche.

Me levanto un poco más y mi cabeza empieza a doler, un dolor punzante esta en mis dos sienes. No soporto mi cabeza, huelo a alcohol, y si pudiera verme sabría que también tengo mascara de pestañas en mi cara.

Paso una mano por mi cara y rasco mi ojo. Pica y se siente raro. Con mi pie golpeo la pierna de Eli, para ver si sigue viva y se mueve. Escucho su queja y se mueve en el piso. La ventana da un rayo de sol que da en su ojo y abre uno.

- ¡Cierra esa ventana! - grita, escucho un zumbido en mi cabeza.

- Callate, me duele la cabeza. - toco mi sien. Y ella hace lo mismo tiempo después.

- Me arrepiento de haber gritado. - dice, se levanta poco a poco. Y me mira. - Te ves horrible.

- Estás de la misma manera.

Toca su cara y se lleva con ello mascara de pestañas en su mano. Rió y me siento mareada, necesito comida, así se me quitaría un poco el mareo y el dolor de cabeza. O eso creo, es lo que dicen todas las mamás. Mi estado de ebriedad, paso, así que solo tengo una gran resaca.

- Necesito comida en mi organismo.

- Necesito pastillas, el dolor de cabeza va a matarme. - Eli, se pone de pie y camina un poco de lado. Me rió un poco y mi cabeza empieza a doler de nuevo. Oh, vaya, nunca pensé que el tener una resaca me haría prometer que nunca más voy a tomar con tal desmedida. Pero son promesas que nunca se cumplen, por ahora, no más alcohol.

Mi teléfono comienza a sonar. Cuando lo encuentro, ni siquiera pongo atención de quien sea.

- ¿Quién es y por qué se digna a levantarme tan temprano?

- Agresiva desde temprano. - escucho la voz de un hombre que no reconozco. Miro el nombre de contacto, ¿qué diablos? Nunca guarde a alguien así.

- ¿Quién eres, quién te dio mi teléfono y por qué te tengo agregado como "Mío"? Juro que si es una maldita broma, les arrancaré las orejas y se las pegaré en el cuello.

- Oh... sabía que eras una chica ruda pero no pensé que fuese para tanto. Solo te vi una vez. - "Solo te vi una vez", no puede ser él. No puede, nunca le di mi número de teléfono y tampoco nunca lo deje tanto tiempo solo, como para que se agregará él.

- En verdad, no sé quien hable, y no estoy bromeando. - espero y no sea él, por favor, que no sea él.

- Comenzaremos de nuevo, creo que no nos saludamos de la manera que era. Hola, Megan.

- ¿Megan? - Eli pregunta un poco confundida, odio que mi teléfono en algunas ocasiones se escuche demasiado fuerte. Le hago una seña de que guarde silencio.

- Oh... ¿Tim? - preguntó.

- Si, ¿vas a cortarme las orejas y pegarmelas en el cuello? 

- Depende, ¿cómo obtuviste mi número?

- Tengo mis secretos y nunca los revelo. - ríe y su risa hace eco en mi cabeza al punto que duele de nuevo.

- Deja de reír, me duele la cabeza, con eso te pegaré las orejas en el pecho. - Eli se ríe y se sienta a un lado de mi, pone una pastilla y un vaso de agua en frente de mi. Me sonríe y me hace una seña de que son mías. - Gracias, El.

- ¿Eh? ¿Gracias? ¿Con quién estás?

- Eres muy preguntón, ¿no lo crees? No te incumbe con quien este.

- Pensé que habíamos hecho click.

- ¿Click? ¿Eres ese típico chico que se enamora en los bares?

- No lo creo, pero sé que eres linda. - Eli rueda los ojos.

- He escuchado eso tantas veces...- rió - Tim, luego hablamos, ¿de acuerdo?

- Dime que no lo eche a perder. - sonrió y miro a Eli. Ella solo niega y suelta una risita.

- Todavía no. - cuelgo, y dejo mi teléfono a un lado. Tomo la pastilla y la tomó sin decir nada.

Eli solo esta mirándome y no sé que espera.

- ¿Qué?

- Tim, eh. ¿De dónde salió? - me quedo callada y tomó un poco más de agua. - Oh vamos, Nath. Ya no hay nada más que ocultarnos. Somos como uña y mugre ya, solo nos falta hacer un pacto de sangre.

- No haré eso y... es solo un chico. Lo conocí la vez que salimos, él solo se sentó en mi mesa y empezó a conversar conmigo. Llegó Ramiro, hablo un poco molesto al principio y después se rió al saber que mentí en algo.

- ¿En tu nombre? Eres una maldita, te llamaste Megan.  No entiendo por que mentir.

- ¿Qué tal si me quiere secuestrar? No le daré el derecho. No hay que dejarse confiar Eli. Y la verdad, espero que no sea uno de esos chicos. - se encoge de hombros y sonríe.

- Puede que no lo sea. Solo conoce lo un poco más. Date la oportunidad.

- Ya veremos.

No puedo prometerme algo o tan siquiera dar la confirmación de algo que ni siquiera yo sé. Hay muchas circunstancias que pueden darse y desilusionarme. No quiero que eso pase o ilusionarme muy rápido y que no sea lo que espero. Es mejor ir con calma. Relajados. No se terminara el mundo todavía, faltan muchas cosas que explorar y muchas cosas por experimentar.  Soy joven. No hay que estar estancados, eso no debe de estar en mi vocabulario.

Un amor de verdad. (2 Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora