Cap. 24

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No tenía mucho de haber salido de clases cuando se dirigía al centro comercial.

Las actividades cotidianas de cierto azabache se habían normalizado. Ya había llegado al día jueves y sin contrariedad alguna. Aunque esos últimos días no habían sido nada fáciles, ya que tuvo que buscar una forma para inscribir a su hermana adoptiva en aquel instituto, lo que no sabía era que solo tenía que hablar con Gary, quien sin dudarlo usó su influyente poder para que aceptaran a Lyra. Además, para aquel investigador, tener un segundo Tenshi en el mismo centro de estudio, le resultaba bastante intrigante y la curiosidad lo había guiado en el momento en que ofreció su ayuda.

Las hermanas Berlitz también habían normalizado sus estudios, aun cuando Dawn se negaba en volver a clases, pero con la insistencia de Platina, se pudo solucionar aquel altercado. El único que se había quedado al cuidado del pequeño apartamento era la rata de pelaje amarillento quien se quejaba ya que no tenía a nadie que le diera la alimentación adecuada, pero gracias a sus habilidades de roedor, se las ingeniaba para salir del pequeño cuarto de vez en cuando y así poder hurgar en la basura.

Algo que las hermanas no sabían era que no había día en que no fuesen observadas por cierta rubia quien las consideraba como sus verdaderas hijas.

De lo que ninguno estaba consciente era que en la ciudad se encontraba un extraño visitante, alguien quien tenía la manía de comer siempre alguna que otra clase de comida chatarra mientras era acompañado por un enorme roedor llamado Raichu. Lo raro de aquel visitante no era su rostro que infundía de cierta forma temor, sino que a cada lugar que iba siempre se daba alguna especie de falla eléctrica. Para las personas era extraño y ni se les pasaba por la cabeza vincular aquella anomalía con la presencia de aquel rubio, un chico con una extraña naturaleza.

— Bien, es hora de comprar los víveres y si sobra dinero me compraré una almohada para sentir el piso un poco más cómodo —murmuró para sí mismo aquel joven mientras veía una lista de compras.

Lo que Ash no sabía era que alguien lo observaba desde una distancia segura, aquella persona no era otra que el misterioso sujeto de cabello rubio y chamarra azul quien había llegado a la ciudad específicamente para verlo a él (aunque suene extraño).

— Vaya, así que él es quien derrotó a dos chicas catalogadas como Tenshi —murmuraba el rubio mientras su roedor lo veía detenidamente— tengo que comprobarlo por mí mismo, si es cierto que él puede vencer a alguien de nuestra clase.

Ash hizo sus compras sin contratiempo alguno, pero sin saber que en todo momento había sido observado por aquel joven adulto de 18 años.

Ya tenía lista la comida para los siguientes quince días, sumándole a la comida especial que le había comprado a su rata de pelaje amarillo. Aunque le doliera admitirlo, para Ash, él ya era parte de su día a día así que tenía que darle el cuidado adecuado, sino quería que alguien se diera cuenta del maltrato que Pikachu recibía y que este se viera metido en problemas.

Salió del centro comercial con la bolsa de las compras y por un instante observó el cielo que comenzaba a tornarse poco a poco de un color oscuro. Pensó en lo que haría para cenar, ya que sabía muy bien que cierta Platina era muy quisquillosa cuando se trataba de la comida que se llevaba a la boca y lastimosamente en más de una ocasión había rechazado los alimentos que él había preparado.

Caminó unas cinco cuadras cuando alguien le salió al paso.

Ash por un instante pensó que tal vez se trataba de un posible ladrón, pero no se preocupó por ello, ya que sabía defenderse muy bien y con los combates que había tenido en los últimos días, su confianza había subido mucho.

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