Cap. 104

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Las dos criaturas legendarias quienes respondían al nombre de Diancie y Meloetta se armaron de valor para salir de su escondite mientras admiraban a aquella criatura de gran tamaño. Pikachu por su parte se mantuvo al margen con la intención de proteger a su compañero de cualquier posible ataque. La primera en irlo a abrazar casi de forma instintiva fue Meloetta quien entre lágrimas le dijo:

— ¡Al fin despertaste papá!

— ¿Eres una de mis tantas hijas? —El ser de pelaje blanco la observó con curiosidad.

— Así es, bueno, sé que es la primera vez que nos conocemos y al principio sentí miedo pero ahora comienzo a sentir una gran felicidad al estar frente a ti, frente al padre de todos los Pokémon.

— ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que esos humanos me indujeron en un sueño profundo?

— La verdad no estamos seguras —la que había respondido había sido Diancie quien a diferencia de Meloetta seguía sintiendo algo de temor.

— Bueno, no importa cuánto ha pasado de igual manera el tiempo de vida de los humanos está contado.

— ¿Eh? —Preguntaron en coro las criaturas legendarias.

— Vamos papá, no creo que quieras hacer algo como eso —Meloetta comenzó a ponerse nerviosa mientras sentía temor por lo que le pudiera ocurrir a Ash si era visto.

— ¿Y dejar las cosas así? Cometieron una falta muy grave, por sus idioteces este mundo está al borde de la destrucción y sin saberlo siguen sobreexplotándolo. ¡Ellos deben enfrentar a la justicia!

Aquel grito intimidó a las dos criaturas quienes comenzaron a retroceder al notar la mirada tan llena de ira de aquel ser supremo. Las tablas comenzaron a girar a una mayor velocidad a su alrededor mientras un aura dorada lo cubría y comenzaba a levitar. Al parecer la criatura estaba a punto de abandonar el lugar para comenzar con el castigo hacía los humanos.

— ¡Alto!

Diancie y Meloetta giraron lentamente sus cabezas con terror al ver que Ash había salido de su escondite y veía con enojo a la criatura. Sus miradas se cruzaron y quedaron fijas durante unos dos minutos. El azabache era capaz de hacerle frente a cualquier persona o Pokémon, pero el ver directamente a aquel ser le despertaba miedo y deseos de agachar la mirada como si se sintiera humillado. El ser de pelaje blanco descendió para dejarse caer con fuerza generando un ligero temblor.

— ¡¿Qué hace un humano en un lugar como este?!

— Oye, no creo que esté bien que todos paguemos por los errores que cometieron otros en el pasado —Ash intentaba mantenerse firme pero había algo en su forma de hablar que denotaba el miedo.

— Al parecer los humanos se han vuelto tan insolentes conforme ha pasado el tiempo. Cuando te dirijas hacía mí... ¡Debes arrodillarte! —Gritó para luego dar un fuerte pisotón generando así un temblor que hizo que el azabache cayera de rodillas.

— Vaya... que presencia tan fuerte... —murmuró mientras sus tres compañeros lo veían con preocupación— mi nombre es Ash... ¿puedo saber tu nombre?

— ¿No me conoces?

— La verdad los humanos de esta época no sabemos mucho o casi nada de ti.

— Arceus, así fue como me bautizaron hace ya mucho tiempo... ahora dime ¿Cómo deseas morir?

Esa pregunta hizo que el corazón de los cuatro comenzara a acelerarse por el miedo. Ash tragó saliva mientras se ponía nuevamente de pie. Levantó la mirada y comenzó a prestarle atención a las dieciséis tablas para luego recordar a cada uno de sus amigos. Ellos se habían sacrificado para salvar al mundo pero ninguno sabía lo que la criatura llamada Arceus tenía planeado hacer luego de su despertar, inclusive Serena no sabía o no suponía que algo como eso fuese a ocurrir.

VINCULOS IRREALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora