Cap. 82

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Se había ido a dar una vuelta a la zona boscosa de aquel lugar. Platina Berlitz llevaba puesto un sencillo vestido y un enorme sombrero para el sol, no quería estar cerca de las chicas o mucho menos de Ash luego de lo que había visto o mejor dicho presenciado en la noche anterior. Quería estar sola y pensar un poco las cosas. Se sentó en una roca mientras soltaba un suspiro.

Recordó cómo se habían conocido, todo había sido por una confusión. Ash la había confundido con Dawn por el parecido entre ambas, en ese momento meditó un poco y se preguntó por qué no había notado que eran diferentes en el color del cabello ya que el de ella era más oscuro. Recordó que intentó hacerle ver que era superior a él pero eso no funcionó, recordó cuando fue por Dawn a aquella mansión y se enfrentó a Cynthia... recordó muchas cosas y todas relacionadas a él.

— ¿Está bien que sienta esto? —Observó detenidamente sus pies mientras ladeaba un poco la cabeza— vamos, solo es un plebeyo que debería sentirse honrado de que viva con él... debería darse cuenta de la gran suerte que tiene al permitirle que me prepare la comida, que acepte ir a comprar de vez en cuando al supermercado... que haya aceptado ese regalo —recordó los broches que le compró y con eso sus mejillas se tiñeron de un color rojizo— ¿Por qué?

— ¿Por qué, qué?

Se exaltó tanto al escuchar aquella voz detrás de ella que dio un brinco y se dio la vuelta rápidamente.

Ahí estaba aquel chico de cabello negro y ojos cafés observándola detenidamente.

— ¿Qué haces aquí? —Preguntó con gran autoridad.

— Pues estaba atrapado en una marea de chicas locas y ahí me di cuenta que no estabas, decidí buscarte y gracias a que no soy el único "que tiene un rastreador en el estomago" Cynthia pudo decirme donde te encontrabas exactamente.

— Espera... ¿Qué quieres decir con un rastreador en el estomago?

Ash ignoró su pregunta y se sentó en aquella roca mientras veía de pies a cabeza a la hermosa Platina Berlitz.

— ¿Por qué me ves así?

— Pensé que estarías en la playa con las demás modelando tu traje de baño, pero en lugar de eso te vienes a este alejado lugar a hacer quién sabe qué cosa.

— Soy libre de hacer lo que quiera y estar con quien quiera y en estos momentos quiero estar sola.

— Pero es peligroso que andes en este lugar.

— Es un lugar privado así que no hay peligro alguno.

— Cualquiera podría escabullirse, eso me dijo Lance y por eso está al tanto observando todo lo que sus ojos le permiten ver. Al parecer cree que el hecho de que se encuentren tantas chicas sea motivo suficiente para atraer a uno que otro pervertido. Lo mejor es que me quede contigo.

— Está bien, te daré el honor de ser mi escolta —Platina hizo una sonrisa un tanto altanera para luego darle la espalda a Ash y así comenzar a caminar.

Al ver eso, el joven se levantó de la roca y comenzó a seguirla.

La distancia entre ambos tal vez era de unos cinco pasos y la Berlitz del cabello oscuro se comenzaba a sentir incomoda por el hecho de que tuviese detrás a aquel chico, inclusive pensó que tal vez le estaba viendo o mejor dicho contemplando el trasero. Se detuvo con ese pensar y esperó a que la alcanzara para que luego comenzaran a caminar al mismo paso.

— ¿Estás molesta por algo?

— ¿Y por qué debería estar molesta?

— No lo sé, pero desde que empezó todo esto de la excursión has estado actuando de forma extraña.

VINCULOS IRREALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora