Capítulo 49

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–Narra Alissa–

   Comenzaba a darme sueño. Cuando llevas alrededor de una hora sentada en un sillón junto a dos personas que no dejan de hablar sobre cosas que ni siquiera entiendes, eso es lo que ocurre, te da mucho sueño.

   –No, después de asaltar el banco lo primero que haces es resguardarte en un escondite hasta que las estrellas desaparezcan… idiota –Bruce dijo frenéticamente tratando de convencer a Dylan. Yo coloqué el codo en el hombro del sofá y me recargué en la mano con un gesto inexpresivo.

   –Es mejor escapar del lugar –Dylan le contradijo negando con la cabeza.

   –¡Que no! La policía te persigue y te mata.

   –Pues para eso huyes de la policía, genio.

   Luego empezaron a hablar al mismo tiempo y el sentido de lo que decían se fue perdiendo poco a poco.

   –Ya te dije que no importa, te atrapan…

   –Si huyes después sales de la ciudad y te van a dejar de perseguir…

   –…Y cuando te matan pierdes las armas que traías…

   –…para que entonces sigas con las misiones de esa ciudad…

   –…Y vas a tener que conseguirlo todo desde el principio…

   –…porque ya luego puedes volver a en donde estabas y terminar esas misiones.

   Puse los ojos en blanco y los volteé a ver sin ninguna gracia.

   –Mira, pregúntale a Alissa –Dylan sugirió muy seguro de tener la razón, pero para empezar yo no sabía ni de qué estaban hablando.

   –¿Es que piensan robar un banco o qué? –cuestioné como si hasta la pregunta fuera estúpida.

   –¿No…? Es un video juego –Bruce respondió imitando mi gesto.

   –Pues roben el banco y luego huyan… da lo mismo –murmuré volviendo a posar la mirada en un punto inexistente de la habitación. ¿En serio estaban discutiendo un video juego cuando Seis estaba desaparecido por allí haciendo quién sabe qué?

   –¡Te dije! –Dylan vociferó.

   –No, no, no… no da lo mismo, si te comienzan a perseguir lo más probable es que te atrapen y luego…

   Pero en ese instante, un estruendo interrumpió su enredada explicación. La puerta de entrada se había abierto de golpe y supuse que era Seis, por lo que me erguí de pie y en un segundo ya estaba corriendo hacia el salón principal.

   Bruce y Dylan me siguieron de cerca y todos nos detuvimos de golpe cuando lo encontramos parado en el umbral con ese gesto ceñudo de siempre y un arma en la mano.

   –Al fin volviste –Dylan fue el primero en hablar.

   En ese momento Wes se acercó bajando las escaleras y se detuvo junto a nosotros. Todos esperábamos una explicación de Seis. Lo que sea, pero no decía una sola palabra, sólo nos observaba con detenimiento.

   –¿Qué rayos hacen aquí?

   –¿En dónde estabas? –pregunté antes de que alguien contestase.

   –Fui a buscar a Sanders –respondió y supe que lo decía para que Wes lo escuchara, porque enseguida le dirigió una mirada nada amigable.

   –Y… ¿lo encontraste? –Wes inquirió después de un corto momento silencioso. Ambos estaban tensos mientras que Bruce, Dylan, y yo nos limitábamos a mirarlos.

Damned ∙ libro unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora