Capítulo 23

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–Narra Alissa–

   Era martes por la mañana y estaba casi lista para irme a la escuela. Ayer había sido difícil inventarle a Christine una mentira, pero después de todo, yo tenía razón. No estaba loca, pero si seguía dándole vueltas a todo este asunto, iba a acabar estándolo. Tenía que ignorarlo todo. Lo que ocurrió ya no se podía cambiar, sólo me quedaba olvidarlo.

   Debo admitir que mi subconsciente seguía atormentándome con Seis. ¿Cómo puedo olvidar una mirada así? Digo, es que algo muy dentro de mí está más interesada en él de lo que debería. Casi no pude dormir, cada vez que cerraba los ojos, mi mente captaba esos grandes jades verdes turbios y cristalinos. Era como si se hubieran quedado marcados por dentro de mis párpados.

   Cuchareé mi cereal intentando apresurarme, pues no quería llegar tarde y en realidad igual me inquietaba el asunto de ese extraño tipo. No hay duda de que era el mismo de las carreras, pero ¿qué es lo que quiere?

   Inspiré con profundidad y volteé al televisor que estaba encendido frente a mí. A esta hora no hay nada bueno, así que observé los infomerciales de máquinas de ejercicio para bajar de peso.

   Mi padre estaba sentado junto a mí tomando café como usualmente. Era una mañana común y corriente. Hasta que la transmisión se cortó y fue interrumpida. Un letrero en capitales rojas parpadeantes apareció en la pantalla repentinamente mientras una voz femenina leía la oración.

   “NOTICIA DE ÚLTIMO MOMENTO”

   Papá volteó con el ceño fruncido y yo puse más atención con curiosidad.

   Melanie Crown; la reportera local, apareció en pantalla sujetando su micrófono y enseguida reconocí el lugar. No estaba en el set de reportaje, estaba en el parque. El parque.

      –En la madrugada del presente martes veinticinco de Octubre se localizó un cuerpo en el parque McKinley de Walnut Street. Los investigadores del caso aún no identifican el cadáver. Informan que tiene aproximadamente tres o cuatro días de fallecimiento debido a una bala en el pecho justo a la altura del corazón…

   Dejé caer mi cuchara ruidosamente en el tazón y observé la imagen muy detenidamente. Era exactamente el lugar en donde me topé con… Seis.

   El cuerpo sin vida de un chico yacía en el suelo y el área estaba rodeada con cintas amarillas que indicaban “prohibido el paso”. Varias personas con uniformes tomaban muestras y fotografías en el fondo mientras Melanie continuaba hablando, pero dejé de escucharla hace unos segundos. Yo estuve allí cuando eso pasó. Yo vi cómo lo asesinó.

   –¿No es eso enfrente de la casa de tu amiga? –mi padre inquirió aún atento en el noticiero y contesté con un hilo de voz.

   –Sí.

   –Justo ahora se entrevistan a dos de los habitantes locales más cercanos al lugar… veamos qué nos informan –un cuadro en la esquina se agrandó ocupando toda la pantalla y reconocí a la chica instantáneamente. Dina y su madre estaban en lugar del incidente aún en pijamas y un hombre frente a ellas les colocó un micrófono.

   –Señorita, ¿Notó algo o a alguien sospechoso que pudiera haber sido el homicida?

   –No… estuve en casa estos días y no vi nada así como para alertarse –Dina contestó dudosa y yo sabía por qué. Christine mencionó que todos evitaban dar información acerca de Seis, y así evitar problemas.

   –¿Escuchó algún disparo?

   –No... nada por el estilo.

   Rápidamente tomé el control del televisor que estaba a un lado mío y lo apagué poniéndome de pie. Papá giró su rostro en torno a mí y me lanzó una mirada curiosa.

Damned ∙ libro unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora