Capítulo 19

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-Narra Seis-

   El auto verde de los Deff Killers pasó a toda velocidad del lado derecho del camino. Presioné mi brazo con la mano izquierda tirando hacia atrás la cabeza. Era un dolor intenso, no sabía si la bala me había atravesado o simplemente rozó la piel. Miré por el espejo retrovisor, y maldije en voz baja. El Mercedes de los Avenged estaba destruido.

   Intenté ignorar el dolor en la parte alta de mi brazo y abrí la puerta con todo el esfuerzo posible. Estaba mareado, mis labios estaban secos y sentía el sudor escurrir desde mi frente. Pero cuando me pasé la mano limpiando el húmedo fluido, me di cuenta de que no era simple sudor, era sangre. No sabía de donde provenía, pero no me importaba en ese momento. Salí del auto y caminé a paso veloz hacia la puerta del copiloto, en donde Alissa se encontraba.

   Pude ver su rubia cabellera. Mi ceño se frunció y el dolor era tan intenso que me hacía respirar por la boca apresuradamente.

-Alissa -balbuceé una vez que llegué. Jalé la manija y abrí.

Las bolsas de aire estaban activadas, y mi corazón latía con fuerza al no distinguir ningún movimiento.

Le alcé el rostro suavemente con mi mano derecha, y a pesar de que el brazo me dolía como los mil demonios, incliné más mi cuerpo y la rodeé para sacarla de allí.

Di un gemido cuando la coloqué en mi hombro, pero aun así la llevé hasta el deportivo. Está hecho pedazos, pero aún funcionaba; me matarán por esto, mas en verdad ahora mismo me importa una mierda.

Lo que sentía era una mezcla entre enojo, adrenalina, y preocupación. La subí al asiento trasero, y entré al del conductor. Me enderecé y pisé el pedal, agarrando velocidad pronto. Cuando en eso, se escuchó detrás de mí una patrulla de policía a lo lejos.

Hora de irse de aquí.

-Narra Alissa-

Mi cabeza iba estallar. Tenía un dolor punzante en la parte de atrás y era en verdad molesto. Respiré hondo y exhalé. El aire era fresco y el lugar estaba completamente oscuro. Escuchaba voces, alguien estaba en medio de una discusión. ¿Dónde estoy? Abrí los ojos de golpe.

No veía casi nada, ni siquiera sabía si era de noche aún; pues todas las cortinas estaban cerradas. Me encontraba recostada en una amplia cama, y mi cabeza descansaba sobre dos almohadas.

Entonces todo volvió a mi mente de golpe y mis ojos se abrieron como platos. La carrera, los gritos, la explosión. Todo daba vueltas en mi cabeza.

-Estás fallándonos Seis -una voz masculina y grave se escuchó detrás de la puerta-. ¿No vas a contestarme?

Esperé a una respuesta. Pero lo único que se oyó fue un ruidoso golpe seco, como una cachetada, seguida de un leve gemido. ¿Qué estaba pasando?

-Vámonos de aquí... -la misma voz indicó y yo me puse de pie. Todo esto era muy confuso, quería saber qué sucedía. Se oyó una puerta, y varias pisadas alejándose.

-Volveremos por ella -es lo último que pude escuchar, y la puerta se cerró ruidosamente.

Me quedé inmóvil un momento. Sabía a qué se referían. Volverán... por mí.

Mi pulso incrementó y me enderecé en la suave superficie. Giré las piernas a la izquierda y mis pies tocaron piso. Pero justo en ese momento la puerta se abrió bruscamente y la luz se filtró instantáneamente, lastimando mi vista. Entrecerré los ojos, y sólo alcancé a distinguir una silueta. Una alta silueta me observaba desde el umbral.

-A... Alissa... ya despertaste -tartamudeó y reconocí su voz.

-Seis -lo nombré parpadeando varias veces para que mis ojos se ajustaran a la iluminación.

Damned ∙ libro unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora