Capítulo 22

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–Narra Alissa–

   Al llegar a Little Caesars sólo habían un par de autos aparcados en el estacionamiento. Hacía años que no venía aquí. Tomamos asiento en la mesa donde se encontraba Dina, junto al ventanal, y pronto ellas dos se adentraron en la plática sobre la fiesta de Halloween que se aproxima, la cual a mí no me interesa en absoluto.

   –Ayer fui de compras con Holly y encontré el disfraz perfecto –Dina apuntó entusiasmada.

   –¿En serio? –Chris preguntó sonriente.

   –Sí, es atrevido, pero no demasiado… ya sabes, Halloween es prácticamente la única época del año en que las chicas tienen un pretexto para vestirse como una cualquiera…

   –Lo sé. Yo aún no tengo el mío, quizá puedas ayudarme a escoger uno.

   –Claro que sí, podríamos salir mañana.

   –Está bien –Christine me volteó a ver–. ¿Tú ya tienes el tuyo Alissa?

   Fruncí el ceño ante su pregunta y las dos se quedaron mirándome en espera a una respuesta. No hay forma alguna de que vaya a la fiesta de Halloween. Ni a esa, ni a ninguna otra.

   –No iré –contesté en voz baja y a las dos se les borró la sonrisa del rostro.

   –Pero estará genial –Christine insistió dándome un ligero empujón.

   –No… de ninguna manera… esta vez no vas a convencerme.

   –Vamos Lissie –Dina rogó juntando las cejas.

   –Lo siento, no. Ustedes diviértanse, yo no iré.

   Se quedaron calladas y Chris resopló con desánimo. ¿Están locas? No tienen idea de lo que ocurrió el viernes. Yo lo viví, ellas no sabían el más mínimo detalle de lo que pasé.

   En ese momento, sentí mi celular vibrando en el bolsillo trasero de mis jeans. Era un mensaje. Lo saqué y revisé; Lucas.

>¿En dónde estás?

   Rodé los ojos molesta. Luke debería meterse en sus propios asuntos. Seguramente cree que ando con Seis otra vez. Quizá incluso piensa que estamos saliendo o algo por el estilo.

   >No con él.

   Lucas respondió casi al instante.

   >Eso no contesta mi pregunta.

   >Estoy con Chris y Dina en Little Caesars. Ahora ve a meterte en los asuntos de alguien más.

   Esperé un momento su respuesta, pero me alegro cuando no obtengo ninguna. Guardé de nuevo el teléfono y volví mi atención de nuevo en mis amigas. No pasaron mucho tiempo calladas. Después de haberles dejado claro que no iría a la fiesta, comenzaron a hablar de otra cosa.

   –Sí… no me ha ido nada bien en Inglés… tengo que ponerme al corriente con las tareas si no quiero reprobar –Dina dijo haciendo una mueca. En ese momento, una señorita llegó con nuestra pizza y bebidas, las cuales Dina había pedido antes de que llegáramos.

   –Puedes hacer un trabajo extra… eso hice yo el año pasado –Chris sugirió y yo solo me limité a escucharlas observando distraídamente por la ventana. Estaba a punto de llover. El viento arrastraba las cargadas nubes grises que se deslizaban por los cielos, y los árboles se agitaban con agresividad.

Damned ∙ libro unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora