–Narra Seis–
El ruido aquí era insoportable, Smuggler’s siempre está abarrotado de idiotas ebrios peleando y apostando, lo cual para mí era una total pérdida de tiempo. Mantenía mis codos recargados en la barra mientras observaba fijamente mi vaso vacío, cuando de pronto Bruce; quien yacía sentado a mi lado, me dio un empujón, y acto seguido, le clavé la mejor mirada asesina que tenía.
–Vamos Seis, ¿Por qué tan decaído? No has hablado en todo el día –dijo animoso, mientras uno de los tipos que luchaban salió impulsado contra una mesa a mi lado izquierdo, creando un estruendoso sonido hueco acompañado de vidrios rotos.
–Déjame en paz, si no quieres que te deje morado el otro ojo –amenacé centrando mi vista de nuevo en el vaso. El golpe que le di a Bruce el otro día; cuando me salí de control, le dejó una visible bolsa morada debajo del ojo derecho.
–¿Crees que es gracioso? –habló volviendo su voz mucho más seria–. Me veo como un perdedor con esta cosa en la cara.
–Ah, espera, ¿No te dijeron que lo siento? –lo miré fingiendo interés.
–No.
–Bien, porque no es así –repuse secamente y me puse de pie haciendo que el banco rechinase contra el piso.
Me encaminé a la salida esquivando el mar de personas, hasta que por fin llegué a la puerta y la empujé con un brazo tomando la cajetilla de cigarros de mi bolsillo trasero.
Todos aquí están verdaderamente jodidos. Mark; el que estaba peleando, tiene libertad condicional, y no hace el menor esfuerzo por alejarse de los problemas. Lana; la camarera, es una zorra. A Ceasar; el barman, lo echaron de su casa hace unas semanas por ser un maldito alcohólico. Zack; el tipo que vende drogas en la entrada de los baños… bueno, es más que obvio. Y Bruce, a él lo corrieron de la escuela por golpear a un profesor, así que terminó uniéndose a una pandilla. Qué bien, la vida de todos era un asco, pero eso no arreglaba ni uno de mis problemas.
Tomé de la caja un cigarrillo y la volví a guardar para ahora sacar el encendedor. Cerré la puerta detrás de mí, y comencé a caminar para alejarme un poco.
Encendí el cigarro y di una profunda calada que me hizo toser un poco, el humo me hacía que ardiera la vista, y a continuación, escuché unas voces cerca, estaban discutiendo. Pude notar a dos personas bajo la sombra de un árbol junto a la puerta trasera del bar, y enseguida reconocí a uno de ellos. Era Wes. Tomó al otro tipo por el cuello de la camisa y lo azotó contra la pared de ladrillo. Le gritó algo sobre un auto, y fue entonces cuando reconocí el rostro. Era de nuevo ese maldito cobarde, el que estaba con Alissa y el que robó nuestro dinero. Ya lo habíamos recuperado, pero nunca tuve tiempo de darle una lección. ¿Qué demonios hacía aquí?
–¿Qué es esto? –cuestioné en voz alta con el ceño fruncido, y me acerqué lentamente. Wes lo soltó al instante y el otro salió corriendo. Me preparaba para correr tras él, cuando Wes me colocó el brazo en el pecho, obligándome a retroceder.
–Déjalo –masculló–. Sólo era un tonto que me debe un paquete.
–Yo sé bien quién era ¿Qué rayos estaba haciendo aquí? –gruñí dándole a Wes un empujón.
–Cálmate, lo vi merodeando por las calles, no me dijo qué hacía.
–¿Por qué te debe un paquete? Si estás traficando de nuevo…
–No es eso, mierda, déjalo ya, no es nada importante –interrumpió con clara molestia en la voz.
Si vuelvo a verlo, voy a matarlo. Ese estúpido me está colmado la paciencia. Decidí ignorar el asunto y me di media vuelta lanzándole a Wes una última mirada de sospecha, y le di otra calada a mi cigarrillo, pero luego me detuve repentinamente.
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Damned ∙ libro uno
FanficDamned es una trilogía que narra la dura vida de un criminal apodado "Seis" quien oculta secretos y carga el peso de un pasado oscuro que lo atormenta cada día. Cuando por error se topa con Alissa, una chica quien no sabe lo que es un verdadero prob...