- Dios! Que alguien abra esa maldita puerta - mi grito me ha molestado más a mi que a nadie. Que resacón tengo, miro a mi lado y Adriel sigue profundamente dormido... que suerte tiene el cabrón con eso de ser un hombre, la sociedad no le obliga a invertir tanto tiempo en prepararse para este maldito evento. Siguen timbrando, que pesados. Me levanto y me cubro con una bata corta de seda falsa que cuelga siempre de la silla de ropa que hay en todas las habitaciones del mundo.
Voy a abrir la puerta antes de que esta gente salvaje la tire abajo, igual mis pintas no son las mejores pero que se aguanten. Las caras de las ayudantes de Marcos, uno de los estilistas de los que siempre tira mi madre, me ponen alerta, pero lo que acaba de asustarme es el chillido del jefe de la cuadrilla...
- QUE ESPANTO, ¿QUÉ TE HAS HECHO?
Entonces corro al único espejo en el que puedo observar todo mi cuerpo, el de la sala, y lo veo y quiero morirme -¿QUÉ LE HA PASADO A MI PELO?- el nivel de decibelios de mi lamento ha sido tan alto que mi compañero de cama salió a enseñarnos su esculpido cuerpo a todos los presentes.
- Al final se ve un poquito naranja ese rubio, deberías matizártelo...
- ¿Un poquito?... por dios, ¿pero tu y yo no íbamos a tatuarnos? ¿qué hace así mi pobre pelo? Y hoy, con que pintas voy a presentarme ante toda la familia y ante las cámaras y Sebas que si ya nunca había sido su prioridad ahora me ignorará para que no le vean a mi lado. Dios estoy horrorosa.
- Seguro que pueden arreglártelo, ¿a que si? - y ellos no contestan solo babean, tengo a cuatro personas empapándome la entrada. Un cubo no seria suficiente para recoger todo el agua que han filtrado al observarlo - Ah y por cierto si nos hemos tatuado.
- Genial, he bebido tanto que he dejado que mi pelo acabe siendo esto y no sé ni en que parte de mi cuerpo ni que es lo que me he tatuado. Menos mal que ya se pueden eliminar con el láser...
El cabrón me ignora, me regala un azote en el culo y se vuelve a la cama y yo aquí me quedo.
No me he visto en toda la mañana, ni yo ni nadie que no sean estos locos que non han parado de revolotear a mi alrededor. Han llegado paquetes a mi casa casi toda la mañana y como todavía no he podido ver nada en cuanto me dan luz verde dirijo mi cuerpo todavía resacoso a la habitación ya desalojada de hombres caraduras y recuerdo los días de reyes. Creo que mi madre se ha pasado comprándome vestidos. Abro la primera caja y efectivamente es un vestido, el vestido, es largo, sedoso y con el tono azul pastel más bonito que he visto en mi vida. La segunda caja; unos zapatos plateados que matarían de envidia a la mismísima cenicienta. Por dios, estos zapatos han tenido que costar un pastizal... que son unos MIU MIU. Y los tengo yo, yo que a veces me pego al mismísimo escaparate de Primark y deseo que a final de mes sigan existiendo doce euros en mi cuenta para poder comprarme unas de esas sandalias que adornan los pies de medio mundo. La tercera tiene un bolso de cristal, anda que con lo patosa que soy menuda idea has tenido mamá... y la cuarta una nota, seguro que algún sermón de mi madre en el que me dice como debo comportarme...
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Quieres quererme
RomanceNada es lo que parece. Todos tienen algo que esconder. ¿Quieres saber lo que es?