Me despierto con la luz del sol y abrazada a Derek, la verdad es que no sé si me arrepiento o no lo hago. Está sonriendo mientras duerme y parece tan tranquilo que no quiero ni moverme así que me dedico a observarle. Es guapo a rabiar y esos moretones que asoman le dan incluso un toque interesante aunque hagan que me sienta culpable, asomarse a mi vida le está costando caro. Es la primera vez que me despierto así, abrazada y desnuda en mi cama con alguien que no es Sebas y eso me provoca cierta nostalgia porque me recuerda la vida que siempre quise tener, la familia que quería construir y que no será posible.
- Me gastarás si sigues mirándome así - suelta este hombre maravilloso y yo con la vergüenza acumulada en las mejillas entierro mi cabeza en la almohada - es broma, me encanta que me mires - y me gira para que vuelva a mirarlo.
Pasamos un buen rato en silencio y disfrutándolo, observándonos, hasta que suelta la pregunta que no tiene una respuesta clara para mí - ¿Te arrepientes?
- No lo sé - ser sincera con él me resulta fácil - no tengo nada claro en mi cabeza.
- Te entiendo, pero me gustaría que esto no nos separe. Poder seguir a tu lado mientras te aclaras y eso - es tan dulce. Mientras me acaricia pienso que desde que nos conocimos siempre ha estado ahí para salvarme el culo, siempre ha estado a mi lado excepto ayer que se largó y ni me contestó.
- ¿Por qué te fuiste ayer?
- Sabía que se publicaría al día siguiente lo del divorcio y no sabía cómo decírtelo o como te lo tomarías, temía que volvieses a quedarte en trance y estar solo contigo. No sabía como actuar y...
- Pero hoy te quedaste.
- No podía dejarte sola - dice mientras coloca un mechón de pelo rebelde tras mi oreja - y quería que me perdonaras.
- ¿Desayunamos juntos? - me incorporo buscando algo con lo que cubrirme, pero como todavía no había desecho la maleta con mis pijamas más decentes me coloco un camisón nada sexy de Minnie Mouse. Debería de comprar menos en Primark, me vuelvo loca con cualquier oferta, bueno me volvía cuando tenía un sueldo del que vivir.
- ¿Qué te preocupa? - me arrastra hasta sentarme de nuevo a su lado en la cama.
- Debo hablar hoy mismo con mi jefa para intentar convencerla de que me siga dejando trabajar para ella.
- Pensé que Adriel ya te lo habría dicho... - y yo le miro interrogándole - el "bufete" en el que trabajabas ha recibido una inspección de trabajo y ha tenido que cerrar, como puedes imaginarte no era del todo legar.
- NO! GENIAL. Estoy perdida, con mi padre en contra y miles de periodistas siguiendo mi pista no encontraré otro trabajo en la vida.
- Lo cierto es que quería proponerte...
- Ni se te ocurra, no pienso dejar que me enchufes en tu empresa. No sabes como trabajo, si soy valida... no quiero eso. Me buscaré la vida - estoy seria, si no he dejado que mi padre o mi madre me ayuden en ese aspecto no pienso dejar que lo haga él.
- Está bien, solo prométeme que si necesitas ayuda me la pedirás - que mirada tan limpia y bonita tiene. Es tan enigmático, guapo, perfecto... todavía no entiendo cómo ha acabado en mi cama.
- No será necesario, siempre me salvas sin que te lo pida. - le sonrío y el me regala un dulce y tentador beso.
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Quieres quererme
RomanceNada es lo que parece. Todos tienen algo que esconder. ¿Quieres saber lo que es?