Quieres quererme

Capítulo 33

- Todavía estamos prometidos - digo entre risas mientras abrazo a mis amigos.

- ¿Estás bien? - susurra Celia en mi oreja mientras me abraza con fuerza para que sepa lo preocupada que estaba. Últimamente he estado escabulléndome mucho y aunque siempre he necesitado mis tiempos muertos esto ha sido demasiado incluso para la pasmosa tranquilidad que siempre la acompaña.

- Siento haber desaparecido de nuevo - respondo del mismo modo - estoy genial - digo esta vez en un tono normal mientras me separo de ellos para ver lo guapos que se han puesto. Celia luce un vestido celeste, es muy de los sesenta con ese vuelo y su corte midi, está guapísima envuelta en ese tul. - pareces un regalillo - vacilo a mi amiga y hago que se sonroje. Adriel es un pingüino más en esta sala, que fácil lo han tenido siempre los tíos para estas cosas. Cuando levanto la vista para mirar a Dereck ya no está en el mismo lugar y veo como Sebas aprovecha para acercarse y yo acorto también la distancia que nos separa dejando un poco de margen entre el resto del grupo y nosotros dos.

- Estás preciosa. - me sonríe y besa mi mano. Siempre ha sabido como camelarme - Sé que no querrás hablar conmigo de lo que ha sucedido con él - y señala a Dereck que nos mira desde la barra rodeado de multimillonarios que le hacen la pelota y de señoras que no le quitan ojo mientras babean. Cuando nuestra mirada se cruza devuelvo mi vista a Sebas que me sigue hablando - solo quería decirte que sí necesitas algo estoy aquí.

- Gracias - contesto sonriéndole - creo que saldré a fumar un cigarro antes de que empiecen todos los discursos y la cena.

Coloca su mano en mi espalda dándome a entender que no me dejará sola y me alegro de haber logrado lo que pretendía, necesito saber que es lo que siento exactamente por él ahora. Con todo lo que pasó ayer definitivamente cedí ante esos pensamientos que intentaba ocultarme, vi lo mucho que mueve mi mundo Dereck ahora y necesito saber si sigue quedando algo de lo que sentía por Sebas... igual estoy buscando algo a lo que agarrarme porque sé que lo mío con Dereck es imposible, seguramente. Dejo que me dirija al balcón con más intimidad de la fiesta, él es todo lo experto que yo no soy en estos eventos sociales y se conoce todos estos salones de cabo a rabo. Mientras caminamos solo pienso en lo bonita que quedaría hace unos meses esta imagen en mi cabeza, en lo que deseo que esta conversación nos ayude a reencontrarnos de nuevo, que esta conversación nos deje justo en aquel punto en que nos perdimos a nosotros para ser otros totalmente distintos. Hemos cruzado todo el salón y he visto como todos nos miraban y también he sentido las miradas de los que no lo aceptan en mi cogote, pero no me he girado porque esto lo necesito.

- Guao - balbuceo mientras me quedo impresionada por las vistas que nos acompañan en nuestro momento. Un cielo negro pero muy iluminado por la cantidad de estrellas que lo decoran, es precioso.

- Tu madre siempre elige unos lugares increíbles - me gira para que le mire y eso hago - solo ella podría haber creado algo tan hermoso.

Lo veo en sus ojos verdes que tanto me ha gustado mirar siempre, veo las esperanzas que al haberme escapado con él aquí he impreso en su rostro y yo solo deseo que pueda seguir manteniéndolas intactas cuando nuestra conversación acabe. No quiero hacerle daño a nadie, no quiero seguir haciéndome daño a mí misma y quiero sentir algo por él, lo necesito para poder seguir con la misma vida que tenían antes de que otro hombre entrase en mi cabeza. Necesito la tranquilidad de saber que hay algo que sigue manteniéndose constante en el tiempo y que ese algo sea ese amor que siempre he sentido por Sebas. No sé como empezar, no sé como decirle que no es de mi madre de quien quiero hablar, que quiero hablar de nosotros dos, de lo que éramos y de lo que somos ahora, de lo que pasó. Necesito que la herida que todavía supura cicatrice para avanzar con él o para seguir sola en un camino distinto que en todos estos años ni siquiera me había imaginado. No puedo seguir manteniendo mi mirada en la suya mientras pienso en todo esto sin sentir un poco de miedo, así que me giro y saco de mi bolso la cajetilla de tabaco encendiéndome un cigarro.