Capítulo 20

20 0 0
                                    

El silencio nos ha invadido desde hace horas y aquí estamos, en la capital, tras tres horas y media de vuelo sentados en su coche yo mirando a la nada y sin poder quitarme sus últimas palabras de la cabeza y él mirándome a mi. No ha dejado de mirarme ni un segundo desde que ya vestida de calle he aparecido a su lado siguiendo sus pasos ausente, en cualquier otro momento me hubiese derretido con estas grandes dosis de atención pero en esta ocasión lo único que me distrae es pensar en el lugar en el que tengo colocadas esas pastillas que intento no tocar y que tanto necesito ahora mismo. Si la ansiedad parecía ahogarme antes de la gran revelación ahora no deja de apretar la soga.

Apoyo mi cabeza en el cristal y miro como está Madrid de mojado y entonces pienso en lo evidente.

- ¿Cómo se supone que llegaré a mi casa en tu coche si estará llena de reporteros y fotógrafos?

Me mira intentado medir lo que tiene que decirme - No vamos a tu casa.

- ¿No?, ¿a dónde vamos? - no sé si mi cuerpo resista más sorpresas en el día de hoy.

- A la mía - responde buscando una reacción de mi parte que no llega nunca. Estoy demasiado bloqueada emocionalmente como para montar una sola escena dramática por que no me avisase de a donde vamos, me da igual. Ante mi silencio sigue hablando - he pensado que si te quedas en mi casa unos días nadie sabrá donde estás y tendrás tiempo para pensar en todo lo que quieres hacer al verles de nuevo. Estaba buscando la mejor opción para ti y yo estaría mucho más tranquilo sabiendo que estás bien, ¿qué te parece?.

- Pero puede que mi padre me busque allí, ¿no te importa lo que él piense?. No digas que no te avisé... no es quien parece ser.

Me sonríe tranquilo - He roto mis negocios con él y no, no me da miedo.

- Que suerte - ojalá a mi no me impusiese tanto.

Suelta una carcajada y aprieta mi mano dándome el valor que me falta - ya estamos llegando.

Yo solo asiento, no me apetece demasiado hablar. He decidido centrar mi atención en el chofer, del que ni su nombre sé, pero que jamás se gira o mira al espejo buscando nuestras caras. Es como si fuese inmune a nuestras conversaciones y ni siquiera notase nuestra presencia, un robot. Pienso en Armin y no he sabido todavía que es lo que ha pasado con él, con mis cosas he olvidado despedirme de él y me siento fatal.

- No has despedido a Armin, ¿verdad?.

- No, no lo he hecho, no me lo perdonarías. Me alegro de que encontrases alguien en quien confiar durante tu viaje - lo dice en serio, se alegra en serio.

Le sonrío feliz, saber que Armin y su familia no perderán todo lo que tiene por mi culpa es un gran alivio - Gracias - entonces recuerdo que todo esto fue una simple casualidad y que igual todas las molestias que se ha tomado conmigo le han desviado de su objetivo - Derek - llamo su atención de nuevo.

- ¿Qué sucede?

- Espero no haber interferido en tus reuniones y siento no haberte hecho caso, tenías razón - Praga me ha encantado, pero el castillo pa' otros porque yo no pienso volver a pisarlo. Menuda suerte me ha dado.

- Y yo siento no haberte comunicado mis decisiones cuando te incumbían directamente y sobretodo mis gritos - ahora soy yo quien aprieta su mano, es un gracias en silencio que por su sonrisa intuyo que ha entendido.

- Y yo siento no haberte comunicado mis decisiones cuando te incumbían directamente y  sobretodo mis gritos - ahora soy yo quien aprieta su mano, es un gracias en silencio que por su sonrisa intuyo que ha entendido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Quieres querermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora