Veo cómo se queda sola en la terraza y me acerco, quiero saber que es lo que ha pasado en estos últimos días. Ha estado desaparecida, la relación con su padre, la cara de su madre, su conversación con el imbécil de Sebastian... cuando estoy a punto de cruzar la puerta de salida la escucho como habla sola. - Me quiere - Parece muy feliz y no quiero creerme que eso que ha pronunciado sea cierto.
- ¿Y tú a él? - rezo lo poco que recuerdo para que mis palabras la hagan recapacitar, para que me diga que no le quiere.
- Sé que es una locura, pero estoy enamorada de él. Me he dado cuenta de que jamás he querido a Sebas como le quiero a él y - JODER - ¿Es muy pronto no?, ¿eso crees? - ¿y si le digo que nunca será un buen momento para esa relación?.
- No me lo esperaba.
- Pensé que te haría ilusión saber que Sebas se ha acabado para siempre - nunca pensé que diría esto, pero le prefería a él cerca. Por lo menos ya ella lo sabía, ya sabía que no era trigo limpio.
- Sabes que me hace ilusión, no le soporto - y coloco una mueca de asco para hacer más creíble mi respuesta.
- También pensaba que Dereck te gustaba para mi... - y me gustaba, claro que si, hasta que supe quién era en realidad.
- No quiero que vuelvan a romperte el corazón - y no sé como contarte todo lo que sé sin matarte. Esto último me lo callo.
- No lo hará - lo hará Zia y yo no sé como empezar a contarte lo que sé, lo que por desgracia me ha tocado saber a mí. Estoy un buen rato pensando cómo empezar y que decir para no destrozar esa sonrisa que lleva puesta, justo empieza a sonar nuestra canción y ella se acerca sonriendo todavía más.
- ¿Qué querías decirme?.
- Nada, vamos - no puedo, lo he intentado pero no puedo imaginarme lo rota que se quedará. La he visto demasiadas noches sin dormir, cuando no comía y solo lloraba. Tiro de ella para que nos vayamos a bailar. Me siento culpable, pero pienso que encontraré un momento mejor que este para contárselo. No quiero arruinarle la noche.
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Ya es sábado otra vez y he pasado una semana horrorosa. Me moría de ganas de ir a verla y achucharla aprovechando que estaba malita, pero justo ha tenido que ponerse malita en su casa... me ha llamado unas treinta veces al día y con el trajín de la semana y su rutina he podido ir escabulléndome del momento que tanto temo. Hoy me he pasado la mañana limpiando para estar distraída mientras esperaba el WhatsApp que le había pedido a Adriel, sabía que la visitaría esta mañana así que había encontrado en él al complice perfecto para saber como estaba sin tener que hablar con ella directamente. No podía mirarla de nuevo a la cara sin contárselo, la culpa estaba ya matándome y no podía ni dormir. Mi teléfono vibra, sé que es el mío porque aunque Juan está "viviendo" aquí se ha ido al super a buscar provisiones para pasar este finde en casa encerrados.