Capítulo 21

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Podría dar vueltas y vueltas buscando en una y otra de las habitaciones que se encuentran a ambos lados del pasillo, pero me desesperaría para nada porque en todas las películas y libros las habitaciones de los guapos y ricos se encuentran siempre en el mismo sitio. La habitación al fondo y el baño al fondo a la derecha. Camino directa y decidida aunque descalza y de puntillas, si el servicio duerme aquí no me gustaría que se enterasen de mis paseos nocturnos al cuarto de su jefe... se pensarían lo que no es.

- PUM - !Dios que dolor!, acabo de pegarme la ostia del siglo en el muslo. Mañana tendré un morado enorme.

Me da miedo moverme, porque si sigo puedo pegarme unas cuantas más, pero volver a oscuras, aunque sea un camino que ya he recorrido no me salva tampoco. Que me encuentren durmiendo en el pasillo por la mañana quedaría como extraño... ¿no?. No se que hacer. Lo mejor será que toque a tientas la pared en busca y captura de algún interruptor que me ilumine el camino. Si hubiese cogido mi teléfono antiguo antes de salir de Praga ahora tendría una linterna... sé que he dicho que odio las tecnologías, y las odio, pero solo cuando me interesa. A quien se le ocurre salir de un hotel en el que había mil cosas para ti sin haber cogido ni una sola, es más, entiendo que a todos se nos olvidaron esas cosas allí porque cuando llegué a la cama sobre ella ya se encontraba uno de mis pijamas, uno de los que me pongo siempre por casa... es cierto que el más decente. Uno de esos que imitan al raso color blanco con su camisita de botones. Seguro que lo han traído mis amigos. Bueno, ya basta, he de centrarme en tocar con cuidado la pared.

En esta situación todo me produce escalofríos, pienso en ratones a mis pies, arañas en las paredes o asesinos que cuchillo en mano se ríen de mi. Ya he mencionado en alguna ocasión que el drama es el genero que por excelencia preside mis pensamientos. Toqueteando noto que algo se tambalea y aparto rápidamente mi mano rezando porque sea lo que fuere que haya tocado no decida caerse ahora. Aguanto la respiración como si eso fuese a evitarlo. Pasados unos segundos todo sigue en calma y sigo con mi tarea.

Llevo como diez minutos tocando el mismo trozo de pared cuando escucho ruidos y la luz se enciende.

- ¿Qué haces? - pregunta un adormilado Derek saliendo de su habitación. Por cierto, tenía razón. La del fondo del pasillo es su habitación, que cliché todo.

- Buscaba un interruptor - y cuando me doy cuenta de que mis manos siguen tocando la pared las aparto rápidamente, que mal estoy quedando. Definitivamente no hago nada porque piense que soy una persona normal... primero me escapo de casa, luego mi padre y mi ex le persiguen hasta Alemania mientras el me esconde en Praga y ahora de madrugada estoy toqueteando sus paredes a oscuras. Yo ya me habría llevado a algún manicomio.

- Pues lo tenías al lado de la puerta de tu habitación - dice señalando.

Yo giro mi cabeza hasta encontrar mi puerta abierta con la vista, carai pues si que he andado hasta pegarme el leñazo, madre mía si que he andado a oscuras. Ya casi lo tenía. Vuelvo mi cabeza hacía él que se encuentra un poco desubicado - ¿te he despertado?, lo siento mucho.

- ¿Qué buscabas?.

- A ti. - A los dos segundos de haberlo soltado así de rápido ya me había arrepentido, su sonrisa me confirma que ha pensado lo que no debería - quiero decir - se me acerca y yo retrocedo - te buscaba para que me ayudases a cerrar las cortinas eléctricas - deja de avanzar y borra su sonrisa - no las entiendo.

No se ha movido ni un centímetro, ni siquiera ha pestañeado... es como si mis palabras le hubiesen golpeado y por primera vez desde que lo conozco lo encontré raro, diría que ¿decepcionado?. Decido continuar hablando haber si así consigo despertarle de su letargo - es que mis amigos se fueron y como no tenía teléfono no podía mirar en google ni llamarte para que me ayudases. Es que hay una luz que incide justo en mi ventana, si fuese tenue podría dormirme... pero así es imposible. Siento molestarte, todavía más. -Suelto mi discurso a toda prisa, porque la situación no es poco vergonzosa.

Quieres querermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora