Capítulo 12

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He mandado un mensaje a Adriel tras encontrar un taxi que me lleva directa al aeropuerto.

"Me voy, te prometo que te llamo en cuanto encuentre otro número y te lo cuento todo. A las preguntas de la prensa responde que me he ido a arreglar cosas de la boda y a mi familia lo mismo. Dile a Celia que estaré fuera unos días pero que será la primera en tener noticias mías.

Estoy bien, pero necesito respirar aire nuevo. Te quiero."

Sé que está esperando mi regreso a casa para saber que es lo que ha pasado con mi madre porque no ha dejado de llamarme desde que salí corriendo, pero no me apetece hablar. Mi familia y Sebas no han dejado de intentar localizarme tampoco... y yo que pensaba que mis chillidos les ahuyentarían. Apago mi teléfono.

En el aeropuerto busco algún mostrador de compañías aéreas abierto a estas horas, pero la suerte no me acompaña. Si me quedo aquí es probable que la prensa o algún curioso lanzando mi foto en redes sociales me arruine los planes... lo mejor será pasar la noche en algún lugar escondido del aeropuerto. Lo único que se me ocurre es un lavabo, lo sé, el plan es asqueroso pero a estas alturas es mi única alternativa.

Voy mirando al suelo, intentado disimular mi futura hazaña, cuando al chocarme con alguien acabo sentada en el frío mármol de Barajas.

- Pensé que solo te chocabas con desconocidos - no puede ser, siempre acabo arrodillada ante él pero no como me gustaría. Estiro mi mano para agarrar la que él ha tendido con intención de ayudarme.

- Y yo pensé que solo te chocabas con desconocidas - lo miro con un poco de odio por el desinterés que ha mostrado en mi, pero es que sigue siendo guapísimo...

- ¿A donde vas? - ¿cómo?, pues no puedo decirle que me dispongo a dormir en un lavabo... es vergonzoso.

- Estaba dando una vuelta.

- ¿Una vuelta?, ¿por el aeropuerto? - me mira con una sonrisa plasmada en su boca y entonces lo pilo, los nervios que no me dejan pensar con claridad.

- De viaje - suelto seca intentando evadirlo.

- Deberíamos hablar sobre lo de la otra noche, sé que tu tienes cosas complicadas en tu vida pero yo también y me gustaría explicarme - genial, seguro que está casado. Mi suerte.

- Que te parece si hablamos cuando vuelvas de tu viaje... perderás el avión.

- Tranquila viajo en mi avión y no me importaría cambiar la hora de despegue si eso me deja más tranquilo. ¿A que hora sale tu vuelo? - GENIAL, el tiene avión privado y yo no tengo ni un billete. Seré sincera, son todo ventajas... la noche se me hará más corta y sabré algo que ahora no sé sobre el tío más sexy del mundo de mi lista de tíos más sexys del mundo.

- Mañana por la maña - o eso espero - me gusta venir con tiempo a los aeropuertos - es mi siguiente respuesta ante su cara de asombro. Sé que dije que sería sincera, pero lo del lavabo me parece demasiada sinceridad.


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Nos dirigimos a una de las salas VIP del aeropuerto y solo pienso en que si puedo mantener toda la noche a sus espaldas mi huida habré logrado pasar de un retrete a un sofá cómodo y calentito. Con que poco me conformo. Todo el trayecto lo hemos hecho en silencio y en cuanto la puerta se cerró a nuestras espaldas me invitó a tomar asiento, que blandito y cómodo parece.

- Creo que ya podemos hablar, y he de empezar por disculparme por mi actitud...

- No sé si sea esta una buena idea... podría entrar cualquiera...

- Es solo mía, no entrará nadie - me interrumpe. Genial, creo que me ha puesto un poquito nerviosa eso de que no entrará nadie.

Él que hasta este momento permanecía dando vueltas alrededor de la habitación ahora se sienta a mi lado... estoy un poquito acorralada.

- Pues nada, disculpas aceptadas - digo levantándome, dando por finalizada esta conversación. Me voy al baño... asqueroso y pequeño si, pero mucho más tranquilo. Que cada vez que este Dios se me acerca los latidos de mi corazón acelerado me impiden oír nada más. Y justo cuando mi mano toca el pomo de la puerta de huida él me gira y nos deja frente a frente.

- Tengo prisa - suelto de repente.

- Todavía faltan horas para que despegue tu vuelo - ladea su cabeza sonriéndome - ahora eres tu la que está huyendo.

- No estoy huyendo - y mi voz ha sonado demasiado aguda.

Solo me mira fijamente... pero quieres besarme de una vez. Me estoy derritiendo con sus perfectos ojos verdes quemando cada esquina de piel que observan... y cuando por fin se acerca, cuando ya soy mantequilla, suena su maldito teléfono rompiendo el momento. MALDITA TECNOLOGIA.

-Blazquez - como no Sebastian arruinando mi vida... y en ese momento a pesar de seguir arrinconada me revuelvo negando. No puede dejar que me delate.

Me mira interrogante - no no he hablado con ella - y en ese momento respiro porque mi plan ya un poco deteriorado sigue marchando perfectamente - si sé algo os aviso - y cuelga mirándome.

- ¿Complicado? - ya me conoce, pienso mientras asiento.

- Creo que si vas a convertirme en tu complice es justo que me lo cuentes - y tiene razón.


Maldita rutina 😢

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Maldita rutina 😢

💚

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