Capítulo 23

7 0 0
                                    

Han pasado cuatro horas desde que mandé el dichoso mensaje y no me ha contestado, yo me largo de aquí. Lo ha visto y se ha conectado unas cincuenta veces más... no hay excusa que encaje ya en mi corazón que sigue pensando que llegará una respuesta. Y yo que pensaba que me mandaría por lo menos un "quédate". Zia deja de soñar despierta. Empiezo a guardarlo todo como si me poseyese el diablo, que yo cuando digo que me voy es que me voy, si hubiese querido detenerme tiempo ha tenido más que suficiente. Dejo todo lo que me regaló encima de la cama que he ocupado y tras un último vistazo también el IPhone. Debería colocar alguna nota por aquí, pero no tengo bolígrafo.

Bajo en busca de Carmen o Amelia para que me dejen uno y así poder escribirle algo al escapista profesional con el que he compartido casa pero no las encuentro por ningún lado, bueno no las encuentro en la cocina que es el único lugar que conozco de esta casa. Como todavía no había tenido la oportunidad de que me la mostrasen las chicas he de recorrerla sola buscando a alguien que pueda prestarme lo que necesito. Todos los techos en esta casa son desproporcionadamente altos, sobre todo en esta planta baja, y a través de las paredes de cristal que separan casi todas las estancias tampoco logro visualizar individuo alguno. Veo la piscina que parece olímpica, un salón increíblemente moderno y sobrio con colores neutros y toques oscuros... que decorador habrá hecho semejante obra de arte. Hay varias habitaciones que si tienen paredes blancas y puertas del mismo tono y temo que todos hayan decidido esconderse en estas así que me acerco a la primera puerta pegando mi oreja para ver si logro escuchar algún movimiento y poder abrir la puerta sin sentirme fuera de lugar.

Seis puertas después estoy empezando a pensar que todo esto es una cámara oculta y que estamos gravando una broma para alguno de esos programas en los que luego te regalan un ramo de flores que parece haber sido comprado en algún bazar y utilizan ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Seis puertas después estoy empezando a pensar que todo esto es una cámara oculta y que estamos gravando una broma para alguno de esos programas en los que luego te regalan un ramo de flores que parece haber sido comprado en algún bazar y utilizan tu video como cebo durante una semana, o más, para atraer a la audiencia. Mi madre tenía uno de esos hace años. Cuando me concentro escucho a alguien que está hablando dentro y su voz me resulta familiar. Abro la puerta sin llamar y le veo cómo me mira extrañado mientras habla por teléfono.

- Justo la tengo delante - le dice al sujeto que se encuentra al otro lado de la linea. Yo le miro extrañada con un gesto interrogante para que me diga quien es el otro interlocutor, pero no suelta prenda y sigue hablando - se lo diré. Un beso, luego hablamos.

- ¿Quién era?- pregunto rápido

- Adriel que dice que espera una llamada tuya - me contesta mientras sigue sonriendo. Algo en mi se rompe, porque por un instante había soñado con que el maldito alemán le hubiese pedido que me retuviese en esta casa o algo así.

-¿Qué haces aquí? - le pregunto. Supuse que se encontraría cuidando de su amo en su viaje de negocios.

- Eso debería preguntarlo yo... - y me mira haciéndome saber que no debería de haber entrado en ese despacho.

Rápidamente contesto - Bueno, es que llevo un rato buscando a alguien y como he escuchado voces pensé que estarían todos aquí. Es que no conozco mucho la casa y los muchachos han desaparecido todos.

Quieres querermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora